Un vertedero en la puerta del colegio
Familias de la EBM b Aurora, en el Raval, denuncian la suciedad con la que conviven
33
La desagradable escena se repite un día tras otro, casi sin excepción. La Escola Bressol Municipal (EBM) Aurora, en el Raval, ejemplar por su modelo educativo y comunitario y por sus instalaciones interiores, recibe y despide a sus pequeños alumnos con una montaña de basura en la entrada. Basura muy diversa; desde somieres y colchones (las familias temen que llenos de chinches) hasta cristales rotos de una televisión abandonada o simplemente bolsas de basura apiladas en el suelo en vez de dentro de los agujeros, a la altura de la cara de los alumnos mayores, los de 3 años, que ya entran andando.
El punto de recogida neumática que atrae al resto de basura estaba allí –en el 24 de la calle de Aurora, en el corazón del Raval– antes que el colegio, que abrió en enero del año pasado, y nadie pensó que un jardín de infancia y un punto de recogida de basura fueran equipamientos incompatibles en un mismo espacio. La realidad lo ha hecho evidente.
El problema no es la basura que va dentro del punto, sino la que queda fuera, que es, si no la mayoría, una parte muy importante. «La cuestión no es que no pasen a limpiar, el problema es que la acumulación es constante. Pasan y a los 15 minutos vuelve a estar igual. La solución es cambiar el punto de recogida de sitio y eliminar del imaginario colectivo este lugar como el lugar en el que dejar la basura. Hasta que hagamos esto la situación no cambiará y la situación es insalubre. Insostenible», señala Pablo Peralta, presidente del AFA de la escuela. «Hay días que tenemos que llamar a los servicios de limpieza para que vengan a retirar bultos para poder abrir la puerta de emergencia», añade el padre.
/ DOS MUNDOS, DENTRO Y FUERA Eva Rodergas, otra madre de la escuela, comparte el diagnóstico con Peralta. «La escuela es total. Es preciosa. Todos los profesionales están súper entregados, súper motivados. Estamos encantados con el proyecto. Pero, ¿por qué tenemos que estar rodeados de basura?», plantea. «Es un horror. Hemos tenido cucarachas y tuvimos que cerrar incluso la cocina unos días por una plaga de ratones. ¿Tan difícil es ver que el punto de recogida no puede estar en la fachada de una escuela infantil, algunos de cuyos alumnos son bebés? No es ya por los olores, es por una cuestión de seguridad», denuncian.
El distrito de Ciutat Vella responde que la acumulación de residuos en el punto de recogida neumática de la calle Aurora «se debe principalmente a un problema de incivismo y mal del punto: residuos fuera del buzón, muebles fuera del día de recogida y elementos que embozan el sistema, etcétera». Efectivamente, es así. La misma voz municipal señala: «Desde hace meses los servicios de limpieza trabajan para minimizar las molestias que este hecho puede ocasionar. Se ha incrementado la recogida en ese punto y se han hecho acciones de comunicación y prevención entre el vecindario y los comerciantes».
Acciones que las familias agradecen, pero que, vistos los resultados, juzgan totalmente insuficientes. Dan por hecho que si el punto sigue allí, seguirá la concentración de basura junto al centro.
H