«El virus económico es más grave que el otro»
MIGUEL ÁNGEL REVILLA Presidente de Cantabria. Publica `¿Por qué no nos queremos?'
Ha escrito «con bolígrafo y buena caligrafía, como siempre», su sexto libro, que escocerá a más de uno. «Todo lo que cuento ahí son verdades», asegura.
— ¿Por qué no nos queremos?, se pregunta uno de los políticos más queridos. ¿Ya lo sabe?
— Pues porque tenemos un país maravilloso, pero el ciudadano está harto de la corrupción generalizada que ha habido y no ha salido toda, encabezada por la del jefe del Estado, que a mí me perece inaudito. No nos queremos porque España está dividida en bandos cabreados y enfrentados por el procès. Explico que ha habido una derecha española que ha sacrificado Catalunya porque no tenía nada que hacer para conseguir un vivero de votos en el resto de España. Es impensable una España sin Catalunya. Yo nunca me he considerado un extranjero en Catalunya, todo lo contrario.
— Dice que la clase política es la peor que conoce.
— Yo conocí a políticos que articularon una Transición bastante modélica. Y no veo ahora políticos que lo sean por vocación, como lo fui yo, que renuncié a una vida hecha por hacer de Cantabria una comunidad. Ahora ves el Parlamento convertido en una Torre de Babel y es poco edificante. Ves los debates y te desmoralizas. Ni siquiera se puede llegar a acuerdos para salir de la pandemia, cuando haría falta un consenso general. Tenemos un país bastante ingobernable.
-Un país en el que, dice, es encandaloso ver cómo se escaquean de pagar impuestos las grandes fortunas.
— Sí. Como ve es un libro para hacer nuevos amigos. Es que con 77 años no me callo las injusticias. Como lo de las puertas giratorias para Montilla y Pepe Blanco, expertos en gas como todos sabemos. Yo, que tengo la sana costumbre de pararme a hablar con la gente en la calle, solo oigo: `Es que no hay derecho'.
— En su capítulo aparte motivado por la pandemia explica que
«Menos mal que el Gobierno rectificó y nos pudimos buscar la vida. Oiga, es que multaban por ir a coger setas»
en esta crisis Europa debe poner dinero urgentemente y no ser un mercado persa.
— Macron y Merkel se han reunido ya esta semana, a ver qué pasa. En la anterior crisis, la del 2008, los peor parados salimos Grecia, España, Portugal... pero esto es un palo tan gordo, que no se conocía, que afecta a todos los países europeos y al mundo. Ya sabemos la caída del PIB cómo será. El crack del 29 fue menos que ahora. Pues para eso están las instituciones monetarias, para poner dinero en circulación. ¿Y cuándo se paga? Pues cuando se pueda. El virus económico es más grave que el otro. Eso es así. Tendremos que aprender a convivir con el coronavirus y controlar los rebrotes pero la economía no se puede parar. Una economía cero se lleva por delante a una generación. No podemos dejar los ertes prolongados y la renta vital toda la vida. Si no hay actividad económica ya me dirá cómo se van a pagar las pensiones.
— Y su apuesta es...
— Las inversiones públicas. Ya se lo he dicho a Pedro Sánchez. Johnson, el inglés, ya lo ha anunciado en Reino Unido. La inversión pública es la que genera empleo. Hay que modernizar los transportes, dejar de lado los carburantes fósiles, mejorar la red ferroviaria... El Banco Central Europeo, ya digo, debe inyectar muchísimo dinero para relanzar la economía. Luego ya veremos qué pasa. Pero no se puede quedar nadie sin nada y que nos comamos unos a otros. En Cantabria hemos suspendido los impuestos autonómicos. ¿Cómo vas a cobrar ahora a la gente?
— Y confiar en los turistas.
— Por eso abrimos con los vascos unos días antes. Hay que salvar el verano. El turismo es vital para la economía española. ¿Cuándo volveremos a recuperar los 84 millones del año pasado?
— Como otros presidentes, ha criticado la gestión centralista durante el estado de alarma.
— Los comienzos fueron lamentables, luego la cosa se fue corrigiendo, pero ha costado. Yo estuve 14 domingos aquí y muchos días no hacíamos más que escuchar. El Gobierno central acaparó todas las competencias y cuando no teníamos nada, ni camas, ni respiradores, ni mascarillas ni equipos de protección para los sanitarios. El Ministerio de Sanidad dijo que ellos harían las compras, un disparate porque toda la Sanidad, como sabemos, está traspasada a las autonomías. Menos mal que rectificaron y nos pudimos buscar la vida. Luego tomaban medidas que no tenían en cuenta la peculiaridad de cada territorio, sin saber por ejemplo que en Cantabria hay costa, hay pescadores, hay gente que tiene el huerto al lado de casa. Oiga, es que multaban por coger unas setas.
— ¿Va a tener a los Reyes también por Cantabria?
— Pues han dicho que van a ir a las 17 autonomías. Aquí no se ha marcado todavía la fecha.
— Qué gran chasco con Juan Carlos, dice usted en el libro.
— Estas cosas son desmoralizadoras. Hombre, había rumores, pero cuando hemos tenido ya la constancia de que la máxima representación del Estado, aquel que tenía que ser el más agradecido, se ha comportado así, ya me dirá. Tendrían que ser más ejemplares que nadie. Yo lo que nunca he entendido es que haya un artículo en la Constitución que declara al Rey inviolable. ¡Adónde vamos a llegar!.Y se confirma que trincó al menos 100 millones, justo en plena pandemia, con gente que está haciendo cola para conseguir una bolsa de alimentos. A mí lo de la infidelidad me importa menos, pero cuando hablamos de comisiones y trapicheos, eso ya no es admisible, eso me pone la sangre a cien.
— ¿Sigue convencido de que ser honrado, a la larga, es rentable? — Mire, yo no he robado nunca. Pero ni en tentaciones. Tampoco llevo una vida suntuosa. Vivo en un piso en Astillero de 98 metros útiles, me dijo el otro día mi mujer, en un bloque de vecinos normal. Me voy de vacaciones aquí al lado, a un pueblo. Si tú te marcas en la vida unas ilusiones por encima de tus posibilidades tienes que robar. Si quieres viajar al Caribe, tener un barco... Ya me dirás, con los sueldos que hay, tienes que meter la mano. Yo me considero un privilegiado. Mis ambiciones están cubiertas completamente, así que no me puedo callar, yo tengo que decir lo que pienso. Y escribir estos libros, que son duros, sí, pero alguien tiene que contarlo.
«Es impensable una España sin Catalunya. Yo nunca me he considerado allí un extranjero»