Humor Caramelo, feminismo Susi
Hace tiempo que sa- bemos que el humo- rismo no es un pa- trimonio exclusivo masculino. La tele, que siempre va a remolque de lo que ocurre, está experimentan- do últimamente con señoras hu- moristas. El balance, la paridad, todavía está descompensada. Pe- ro hay repuntes. Susi Caramelo, por ejemplo, ya tiene programa en Movistar + (Caramelo, #0). Aca- ba de estrenar el primer capítu- lo. El resto creo que llegará a par- tir de septiembre.
Susi Caramelo se merecía te- ner programa propio. Fue la gran revelación –fue la mejor humorista– de aquel experimento fallido que se llamó Las que faltaban. Es injusto lo que he leído por ahí: que su éxito se debió a que en una gala se quitó la blusa y enseñó las tetas. La eclosión de Susi Caramelo, a mi juicio, no es haber enseñado el frontis: es su retranca inteligente.
Por ejemplo, sobre el feminismo. Trabaja esa cuerda con una socarronería lúcida interesantísima. Cuando dice: «A mí el feminismo me está cos- tando dinero. Antes de pagar a medias con un tío podríamos haber comenzado igualando los sueldos». O cuando advierte: «Yo no me tiro horas en el gimnasio haciendo sentadillas para que luego mi culo pase desapercibi- do». Y añade: «Soy pibonéxica. Eso comienza girándote antes de que silben». ¡Ah! Es un humorismo con claves. De- bajo de la espuma hay una retranca profunda. De am- plio registro. Social inclu- so. Por ejemplo cuando aparece disfrutando subida en el ascensor de un centro comercial, arriba y abajo, y dice: «Me tiro toda la tarde en este ascensor porque en mi casa no tengo».
En cierta ocasión, abordó al actor Pedro Alonso, el famoso Berlín de La casa de papel, y le di- jo: «Gracias por atenderme y por mis primeras pajas». ¡Ah! Ese fue un golpe luminoso. No sé si un Broncano, un Buenafuente, un Dani Mateo, un Florentino... se atreverían a abordar, pongamos por caso, a Penélope Cruz, y decirle: «Gracias por la entrevista y por las pajas pensando en ti».
O sea que el humor de Susi Caramelo tiene la virtud de suscitar debates paralelos. Por ejemplo lo políticamente correcto o lo políticamente incorrecto, hoy en día, sobre el humorismo. Podría pensarse que hay un humor ejecutado en masculino, y otro en femenino. Yo particularmente no creo que la comicidad, el humor, tenga sexo. Es como aquello del sexe dels àngels que decía con ironía mi recordado Terenci
Moix.H