El Periódico - Castellano

Xi Jinping

EL NUEVO PAPEL DE PEKÍN EN EL MUNDO

- ADRIÁN FONCILLAS

Presidente de China

En un momento en el que debería recibir alabanzas por su gestión del covid y el envío de material médico a medio mundo, el gigante asiático suma conflictos con Japón, el Reino Unido, Canadá y varios países del mar del Sur de China, además de con EEUU.

El gigante asiático colecciona conflictos y mantiene la confrontac­ión con EEUU

Soldados chinos e indios se pegaron dos semanas atrás con piedras, barras de metal y maderos claveteado­s en un fronterizo valle del Himalaya. Aquella concesión artesanal de dos potencias nucleares le costó 20 bajas a la India y entre 12 y 40 a China. Fue el choque más fragoroso en medio siglo en una sinuosa frontera de 3.500 kilómetros con numerosas franjas discutidas. La batalla fue el colofón a 40 días de provocacio­nes mutuas e inició un insensato intercambi­o diplomátic­o de los dos ultranacio­nalistas gobiernos. Pekín recordó su victoria en la guerra de 1962 y amenazó con reclutar a Pakistán y Nepal para su causa mientras Delhi alentaba el boicot de productos chinos y censuraba sus aplicacion­es de móvil.

Es un imprevisto para China: debería de disfrutar estos días de las alabanzas por su eficaz lucha contra el coronaviru­s y sus envíos de material médico al mundo, en contraste con la calamitosa gestión y el acaparamie­nto de vacunas estadounid­ense, pero el amontonami­ento de conflictos agudiza la desconfian­za. Un país que suma escasas décadas abierta al mundo se pelea estas semanas en tres continente­s por variadísim­as razones.

¿Nacen los conflictos en una actitud china más asertiva y desacomple­jada? ¿O en la coincidenc­ia temporal de rebrotes de cuestiones regionales enquistada­s y en la confrontac­ión de Washington y sus aliados anglosajon­es para embridar su auge? «Son dos formas de verlo y probableme­nte la verdad está a medio camino. Hay un dicho chino que asegura que, «si uno ha recorrido 90 pasos de un camino de cien, le queda la mitad», recuerda Xulio Ríos, director del Observator­io de Política China. «La etapa que le queda a China es la más complicada. Estos episodios van a ir en aumento en los próximos años y con situacione­s muy arriesgada­s en los siguientes meses», vaticina.

Sufren de nuevo las relaciones con Japón, tras el deshielo pactado en el 2018, por culpa de las islas Senkaku/Diaoyu, un conjunto rocoso que se discute más por orgullo nacional que por sus supuestos yacimiento­s.

Pulso con Japón

La tensión regresó tras un reciente cambio administra­tivo, aparenteme­nte inocuo, pero que añadía el recordator­io de que las islas son japonesas. En los últimos días se solapan las denuncias desde Tokyo de las miles de incursione­s de barcos chinos en las aguas en disputa con los ajados mapas en la prensa de Pekín que apuntalan sus reclamacio­nes. No es un conflicto menor entre dos potencias con heridas sin cicatrizar por el pasado imperialis­ta nipón. Tokyo ha aclarado esta semana que 33

Un país que suma escasas décadas de apertura se pelea esta semana en tres continente­s

8Ciudadano­s mencionara a China. Canadá ha acusado a Pekín de tomar como rehenes a los dos nacionales encarcelad­os durante más de un año por cargos de espionaje. Ottawa es la víctima colateral de la guerra entre Pekín y Washington que, entre otras medidas, motivó la detención en Canadá de Meng Wanzhou, la heredera de Huawei, a petición de EEUU. Difiere el confinamie­nto, con los canadiense­s encarcelad­os e incomunica­dos mientras Meng espera en su mansión, pero comparten el uso torticero de la justicia, con insinuacio­nes de Washington y Pekín de que los procesos terminarán si se aceita la política.

La asertivida­d pequinesa se muestra sin bridas en el Mar del Sur de China, donde confluyen sus reclamacio­nes con las de Malasia, Filipinas, Taiwán y Vietnam. China ha levantado islas artificial­es en aguas disputadas, atosigado a barcos ajenos y desoído las sentencias internacio­las islas y la ley de Seguridad Nacional para Hong Kong ponen en peligro la planeada visita del presidente, Xi Jinping.

Esa ley también ha enfrentado a Pekín con Londres por las cruzadas denuncias de romper los acuerdos de devolución: asegura la segunda que vulnera la autonomía pactada y contrapone la primera los millones de pasaportes ofrecidos a hongkonese­s y la mohosa nostalgia colonialis­ta.

Australia aprobó el mes pasado un sustancios­o incremento en Defensa que su primer ministro, Scott Morrison, justificó en «las nuevas dinámicas» que habían alterado el benigno clima de seguridad. No hizo falta que nales. La ASEAN, la organizaci­ón del sudeste asiático, jubiló en su última reunión las declaracio­nes anodinas para apuntar a las convencion­es marítimas de la ONU, y no las negociacio­nes bilaterale­s, como vía de solución de los conflictos.

Más diplomacia

«Es un frente importante para China porque no ha resuelto las dudas de los países de la zona y podría afectar a su proyecto de integració­n económica. La diplomacia debería implicarse más », señala Ríos. Mao se escondió del mundo, Deng Xiaoping se abrió a él y Xi Jinping pretende la lógica traducción de su poderío económico en geopolític­o.

No se discute su sana implicació­n en cuestiones globales como el medioambie­nte o el librecomer­cio, subrayada por la dejación de funciones de EEUU, pero su imagen dependerá del tacto con el que gestione la retahíla de viejos y nuevos pleitos.

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AP / MARK SCHIEFELBE­IN Control de acceso en la puerta de un centro comercial de Pekín.

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