Locos por la meteorología
Una de cada tres estaciones meteorológicas no profesionales repartidas por todo el Estado está en Catalunya. El tiempo tan variable y la amena divulgación de los hombres y mujeres del tiempo en los medios, claves para el ‘boom’ del furor ‘amateur’ por los
Antoni Castejón fue el primer hombre del tiempo de TV-3. Espontáneo y cercano, supo llevar la meteorología a los hogares de toda Catalunya trufando la tecnología con el manejo de palabras que ahora son de lo más común pero que entonces sonaban a lengua antigua, como maragassa, clariana, marejol o calamarssa. Todos esos conceptos provenían del libro Assaig d’un vocabulari meteorològic català, publicado en 1948 por Eduard Fontseré, fundador y primer director del Servei Meteorològic de Catalunya, del que precisamente se cumplen 100 años este 2021. Vinieron muchos otros hombres del tiempo. Y luego también las mujeres, por supuesto. Pero en la trastienda, o mejor dicho, en las ventanas, terrazas y terrados de todo el territorio hay un pequeño ejército de aficionados a la meteorología que comparten cifras y estadísticas en blogs o en redes sociales. ¿Pero de verdad hay tanta pasión? sin duda: el 28% de las estaciones meteorológicas automáticas no profesionales de toda España están en Catalunya.
Castejón falleció en 1988 a los 41 años víctima de un infarto. En esos cinco años en TV3 dejó una huella sobre la que muchos han dado pasos para seguir divulgando las vicisitudes del tiempo. A ellos, a su gesticulación, su sentido del humor y su contagiosa vehemencia, hace referencia Alfons Puertas, meteorólogo del Observatori Fabra de Barcelona. Según este experto, la tarea tan animosa de estos profesionales ha creado escuela. Pero no solo es eso. Señala también como causas la «gran variedad de clima» existente en Catalunya y una orografía «variada y compleja que favorece una meteo diversa y no monótona».
Hijos de Fontseré
Eliseu Vilaclara, actual director del Servei Meteorològic de Catalunya, coincide en señalar que el territorio tiene una paleta muy atractiva de climas. «En un mismo día puedes tener una nevada increíble en la Vall d’Aran y sol radiante en Lleida, y eso es atractivo». La erótica del tiempo. Hace también referencia a Fontseré, una de las personas a las que más se hará referencia en el centenario de la institución que él mismo creó en 1921. Si la pandemia no lo evita, a finales de marzo está previsto un acto en el Teatre Nacional de Catalunya, y en verano se instalará una exposición en el Palau Robert.
Mònica Usart, la meteoróloga de Rac1, coincide en que Catalunya
es un auténtico dragon kahn a nivel meteorológico. «Nieve, vendavales, niebla, tormentas de verano, el mar..., la variabilidad de fenómenos es muy atractiva, y en un espacio muy reducido». Lo cuenta como un hijo narrando su gol en el cole. «Es parte del secreto, el hecho de que nos dedicamos a algo que nos gusta mucho. Pero además está el tema de la comunicación, es decir, tenemos que ser capaces de atrapar al público».
En su caso, los referentes de TV-3 se multiplicaron por mil cuando vio a Mónica López, ahora en TVE, frente a los mapas de isobaras. «Por primera vez me veía realmente representada por alguien de mi mismo sexo». Que haya más hombres que mujeres, deduce Usart, puede tener que ver «con el hecho de que la ciencia, en el pasado, era un terreno masculino». Pero ya van ganando cuota de pantalla, y junto a Gemma Puig (TV-3), la meteoróloga de Rac1 publica en marzo el libro Atrapades en el temps’, un homenaje a las mujeres que han tenido o tienen un papel importante en la meteorología.
Marcos Amores es el hombre del tiempo de Betevé. Acepta, a mucha honra, el calificativo de friki. Forma parte del autodenominado Comando Tibidabo, una veintena de personas que se dedican a recoger y compartir datos meteorológicos, sobre todo de Barcelona, pero con un ojo puesto en todas partes. Habla maravillas de la «irregularidad clásica del clima mediterráneo», de cómo pueden caer 350 litros en el pla de Lleida y 1.300 en Olot. «Quizás por eso, por la diversidad climática, en Catalunya todo el mundo es entrenador del Barça y hombre del tiempo». En el caso de Amores, la cosa empezó regular. De pequeño le daban miedo las tormentas, pero por aquellas cosas de la juventud, terminó por quedar hechizado por los fenómenos meteorológicos. «La mayoría de los que nos dedicamos a esto nos aficionamos de pequeños; es muy vocacional». Él lo convirtió en su profesión, pero en el caso de los amateurs, se trata de personas que mientras trabajan en lo suyo tienen un ojo puesto en su estación.
Un pequeño ejército
En Catalunya son multitud. Basta con fijarse en la web Meteoclimatic, que recoge datos de estaciones no profesionales repartidas por todo el territorio español. La wikipedia del tiempo. Catalunya es con diferencia la región con más balcones y terrados con aparatos, un total de 368, lo que significa que casi uno de cada tres meteorólogos del Estado está aquí.
Sergi Corral es el encargado del tiempo en la radio de l’Escala y también gestiona una estación en Sant Andreu. Sostiene que el «carácter friki no se pierde nunca» y explica que el suyo es otro ejemplo de afición prematura. Pero añade el poso cultural: «Catalunya es un pueblo que viene de la cultura agrícola y del mar, y eso implica mirar constantemente al cielo».
Si con todo esto a alguien le han entrado ganas de probar, una estación meteorológica oscila entre los 20 y los 20.000 euros. Pero lo más importante, una ventana y unos buenos ojos.
El Metecoat cumple 100 años con un acto en el TNC pendiente de la pandemia y una exposición