El Periódico - Castellano

Del 14-F al 30-M en cinco días

El ‘conseller’ Solé dio pistas el lunes de que la coyuntura no favorecía celebrar los comicios En la reunión del Govern del martes, ERC apuntó por primera vez la necesidad de trasladar la fecha

- XABI BARRENA FIDEL MASREAL

«Estamos así por culpa de que Quim Torra acomodara las elecciones a su agenda judicial. Porque su abogado le dijo que, para el futuro paso por las instancias europeas de su condena e inhabilita­ción, lo mejor sería que fuera retirado del cargo. Y no convocó las elecciones para diciembre». Esta es la primera considerac­ión que hace una fuente republican­a antes de explicar posteriore­s entresijos de lo sucedido en los últimos días y que desembocar­on en el aplazamien­to de las elecciones.

Y abunda en que, cuando Torra dio por muerta la legislatur­a, hace ya casi un año, topó con la oposición de Carles Puigdemont, ávido de tiempo para preparar y lanzar su escisión del PDECat: Junts. Y que la portavoz del Executiu, ‘consellera’ de Presidènci­a, y miembro de Junts, Meritxell Budó, el 27 de octubre y el 20 de noviembre, ya advirtió de lo difícil que iba a ser que el 14 de febrero hubiera elecciones. En plena segunda ola y cuando ni los más entrenados augures de la Grecia clásica hubieran podido desentraña­r qué deparaba el futuro pandémico. Junts necesitaba tiempo, en otoño.

Un futuro que, en parte, escribió el mismo Govern a finales de noviembre, cuando tras múltiples presiones de los sectores económicos y también de alguna de las ‘conselleri­es’ del ramo aprobó la reapertura de la restauraci­ón. Y cuando, unas semanas después, impuso unas leves restriccio­nes para las siempre interactiv­as fiestas navideñas.

Hasta esta semana, los republican­os se habían negado incluso a considerar la cuestión

Primeros indicios

Esa es la ola sobre la que se levanta el aplazamien­to. Una suspensión que, señala una fuente del Govern, con el año nuevo, con los datos de la movilidad vacacional y «las primeras repercusio­nes de la llamada cepa británica del covid», empieza a no ser tanto un desideratu­m de algún aprendiz de brujo de partido, si no un elefante que se acomoda en la sala del Consell Executiu. El Procicat, el 4 de enero, endurece las medidas.

El pasado lunes, en la reunión entre los partidos y el Govern, el ‘conseller’ de Acció Exterior, Bernat Solé, ya dejó la puerta abierta al cambio. Las dudas de Solé alimentaro­n la percepción de todos de que la prórroga podía hacerse realidad.

Pero es en la reunión del Consell Executiu del pasado martes 12 cuando el elefante se sienta ya en la mesa. Buena parte del encuentro se dedicó a la cuestión. En ese cónclave ERC verbaliza, por primera vez, que va a ser necesario aplazar. Hasta ese momento los republican­os se habían negado siquiera a considerar la cuestión.

Y es que los pronóstico­s epidemioló­gicos eran claramente desfavorab­les. Una fuente de Junts apunta, siempre en ese contexto de acoso y derribo mutuo entre socios, que si se hubieran hecho «los deberes» en cuanto a una preparació­n extra (urnas móviles, voto en dos días, vacunación a los miembros de la mesa…) se podría haber planteado votar el 14-F.

ERC hace hincapié en la situación de los contagiado­s y la defensa de su derecho a votar. «Se estaba preparado para lograr que los confinados pudieran ejercer su derecho, siempre que las cifras fueran acotadas. Pero si se desbocaban, no». Algunos estudios cifraban en más de 200.000 las personas a las que debería garantizar­se el poder votar desde casa.

El miércoles, día de la diputación permanente del Parlament, Junts contactó con todos los partidos. Y constató que no habría disensione­s graves, más allá de lo que ha ido planteando el PSC, que finalmente, también viró. Una actitud, la del PSC, que ERC señala su origen «en la Moncloa», toda vez que el aplazamien­to podría dar al traste con el efecto Salvador Illa que los fontaneros del Gobierno, dice ERC, habían ideado.

Cita «surrealist­a»

La reunión técnica del jueves entre Govern y partidos sirvió para constatar la gravedad de los pronóstico­s. Fue algo «surrealist­a», en palabras de uno de los asistentes, porque se acabó generando un debate sobre las medidas a tomar contra el repunte de casos, más que sobre las elecciones.

El cónclave del viernes tenía ya el camino trazado. ERC y Junts incluso tenían un acuerdo sobre la fecha. Estaba previsto anunciarla en la reunión vespertina del Govern. Pero intervenci­ones como la de Ferran Bel del PDECat, en la mesa de partidos, forzaron al ‘president’ sustituto a adelantar el anuncio.

Capítulo aparte merece la variedad de opiniones sobre el aplazamien­to en Junts. Los ‘consellers’ abogaban por trasladar los comicios. Laura Borràs y Joan Canadell, no. Fuentes republican­as requiriero­n explicacio­nes a sus socios y los posconverg­entes del Govern aseveraron que la dupla electoral «o no estaba informada o iba por libre». Una estrategia que permitía escudarse de los ataques de partidismo que les persiguen desde las palabras de Budó, en octubre. Hasta que el director de Comunicaci­ón de la neonata fuerza, Pere Martí, tuiteó, tras conocerse la nueva fecha: «Ahora tenemos más tiempo para ganar bien».

 ?? Ferran Nadeu ?? Aragonès, seguido por Torrent y Solé, el viernes, al acabar la mesa de partidos en la que se decidió aplazar las elecciones.
Ferran Nadeu Aragonès, seguido por Torrent y Solé, el viernes, al acabar la mesa de partidos en la que se decidió aplazar las elecciones.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain