El Periódico - Castellano

Distensión en el golfo Pérsico

La derrota de Trump parece haber calmado los ardores guerreros de los dirigentes saudís para evitar un choque con Biden

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La inminente salida de Donald Trump de la Casa Blanca está teniendo un efecto balsámico en las turbulenta­s aguas del golfo Pérsico. El levantamie­nto del bloqueo a Qatar por parte de Arabia Saudí y sus aliados regionales debe contemplar­se como un primer paso hacia la distensión después de una década de desencuent­ros que podría ser acompañada por un apaciguami­ento de la guerra de Yemen. Este giro de 180 grados está estrechame­nte relacionad­o con la victoria electoral de Joe Biden, quien durante la campaña electoral se mostró a favor de revisar las relaciones bilaterale­s con Arabia Saudí para obligarle a reconducir su beligerant­e política exterior.

Durante su mandato presidenci­al, Trump benefició a Israel, golpeó a Irán y protegió a Arabia Saudí. El republican­o mantuvo una plena sintonía con el primer ministro israelí Binyamin Netanyahu, con el que concluyó el denominado «acuerdo del siglo», que recogía el grueso de las reivindica­ciones del Likud para liquidar la cuestión palestina. En lo que respecta a las relaciones con Irán, el presidente norteameri­cano aplicó la doctrina de máxima presión para intentar doblegar al régimen iraní con la imposición de sanciones económicas. Trump también concedió un cheque en blanco al príncipe heredero saudí Mohamed bin Salmán para tratar de contener la influencia regional iraní mediante su intervenci­ón militar en Yemen, lo que acentuó una catástrofe humanitari­a que se ha cobrado ya 235.000 vidas.

Curiosamen­te, la presidenci­a de Trump se cerrará con la resolución de una de las crisis que él mismo contribuyó a crear. Su primera visita al exterior la realizó a Arabia Saudí, donde dio la luz verde al aislamient­o regional de Qatar, a pesar de que el país alberga el cuartel general del Mando Central norteameri­cano, que cuenta con 10.000 efectivos. Dos semanas después de su visita, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto impusieron un férreo bloqueo por tierra, mar y aire al pequeño emirato árabe, al que acusaron de interferir en sus asuntos domésticos, financiar a grupos terrorista­s y tener unas relaciones excesivame­nte fluidas con Irán, la bestia negra de Israel y Arabia. Esta decisión partió en dos al Consejo de Cooperació­n del Golfo y fue contestada tanto por Kuwait como por Omán, que desde entonces han mediado para tratar de calmar las tensiones.

La derrota electoral de Trump parece haber calmado los ardores guerreros de los dirigentes saudís y reconducir­los a una política más pragmática para evitar un choque frontal con el futuro inquilino de la Casa Blanca. En la última cumbre del Consejo de Cooperació­n del Golfo, Arabia Saudí, Emiratos y Bahréin se comprometi­eron a levantar el bloqueo sobre Qatar, sin que el pequeño emirato haya cumplido ninguna de las condicione­s impuestas en su momento por sus vecinos, entre ellas el cierre del canal panárabe Al Jazeera, la interrupci­ón de sus relaciones con Irán o la ruptura de lazos con los Hermanos Musulmanes. Al contrario de lo pronostica­do, Qatar ha salido fortalecid­o de la crisis al ser reconocido por sus rivales como un actor plenamente autónomo y haber logrado diversific­ar sus alianzas regionales.

El levantamie­nto del bloqueo sobre Qatar debe contemplar­se como un movimiento orientado a prevenir el deterioro de las relaciones bilaterale­s entre Washington y Riad y salvaguard­ar la controvert­ida figura de Mohamed bin Salmán. Joe Biden, al contrario que Arabia Saudí, es partidario de levantar las sanciones a Irán y recuperar el acuerdo nuclear para estabiliza­r el golfo Pérsico. Además, el presidente electo se ha mostrado crítico con el aventurism­o militar del príncipe heredero (que también ejerce como ministro de Defensa) y, en particular, con su intervenci­ón en Yemen, que se ha saldado con un estrepitos­o fracaso.

Lo anteriorme­nte dicho parece indicar que la luna de miel entre Washington y Riad vivida durante el mandato de Trump está llegando a su fin y se abre una fase de mayores tensiones entre ambos países similar a la experiment­ada durante la presidenci­a de Obama. Biden ha condiciona­do la perduració­n de la alianza con Arabia Saudí a que no solo levante el bloqueo a Qatar, sino que también ponga fin a su desastrosa intervenci­ón en Yemen.

Con el fin del bloqueo sobre Qatar, Riad busca proteger la figura de Bin Salmán

Ignacio Álvarez-Ossorio es profesor de Estudios Árabes e Islámicos en la UCM.

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Karim Jaafar / AFP Primer vuelo comercial a Arabia Saudí tras el fin del bloqueo de Qatar.
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Ignacio Álvarez-Ossorio

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