La magia (o la pesadilla) de dar a luz
La película de Netflix ‘Fragmentos de una mujer’ incluye un plano secuencia de media hora que nos abre las puertas a la intimidad de un parto natural en casa. El momento del alumbramiento se ha situado en el centro del relato cinematográfico en pocas pero
forma de activismo, de rebelión frente a las garras del sistema opresor para nacer y existir en total libertad fuera de él.
Entre las propuestas más radicales se encuentra sin duda la de Naomi Kawase en Nacimiento/Madre (Tarachime) (2006), que filmó su propio parto con una cámara de 16 milímetros y que tuvo una continuación en Genpin (2010), en la que incluye una dimensión filosófica en torno a la vida y la muerte, el principio y el fin, que termina convirtiéndose en un manifiesto al mismo tiempo sintoísta y feminista.
En el terreno de la ficción encontramos un abanico de partos de lo más variado: el de Penélope Cruz en un autobús en Carne trémula con la ayuda de Pilar Bardem como inesperada comadrona al grito de «¡empuja, empuja!»; el de Hijos de los hombres, en un mundo invadido por la infertilidad en el que por primera vez en mucho tiempo se oye llorar a un niño; poéticos, como el de El blues de Beale Street; atávicos, véase Apocalypto; realistas a pesar de encontrarnos en un thriller, como en Quien a hierro mata; que se encargan de configurar toda una mitología, como el de Padme
Amidala trayendo al mundo a Luke Skywalker y la princesa Leia en Star Wars III: La venganza de los Sith; o la cesárea gore a mordiscos de Bella (Kristen Stewart) en Crepúsculo.
El cine de terror ha dado en este sentido imágenes icónicas. La semilla del diablo introdujo muchos de los miedos femeninos sobre la maternidad y todas las dosis de extrañeza que puede generar. En Un lugar tranquilo, Emily Blunt tenía que dar a luz sin emitir ningún sonido porque era precisamente lo que activaba el radar de la especie alienígena que había invadido el planeta. En Madre!, Jennifer Lawrence tenía que refugiarse de una turba de fanáticos para parir mientras la casa temblaba con cada contracción.
No olvidemos tampoco lo que supone tener un bebé zombi, como ocurre en Amanecer de los muertos, aunque el caso más extremo sea quizás el de Al interior, filme en el que una mujer embarazada se practica una cesárea con las mismas tijeras con las que su agresora pretendía rajarle la barriga para quedarse con el recién nacido.
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