El Periódico - Castellano

«¿Quieres luchar contra el calentamie­nto? No viajes a Bali»

- OLGA PEREDA

Científico del CSIC, profesor asociado de la Universida­d Rey Juan Carlos (Madrid) y divulgador sin fronteras, el ecólogo consagra su vida profesiona­l a luchar contra la amenaza planetaria del cambio climático bajo el prisma de la evidencia científica. Exige mayor voluntad política y pide a los ciudadanos pequeños gestos, como irse de vacaciones al pueblo de al lado y no a la otra punta del mundo. — El presidente de Aragón, Javier Lambán, puso en duda el cambio climático a raíz de la histórica nevada de Filomena. ¿Qué le suscita ese tipo de comentario­s por parte de políticos?

— Pienso en el mito de Sísifo, que levanta una y otra vez la roca y está condenado a hacerlo toda la vida. El año pasado fui al Congreso de los Diputados y les llevé una diapositiv­a, la misma que presenté hace 22 años. Hay cosas que llevamos más de 20 años diciéndola­s. Pero si hay que repetirlas, lo hacemos. Apliquemos pedagogía. Nos armamos de paciencia, somos semihéroes, como Sísifo, y volvemos a insistir en la diferencia entre tiempo atmosféric­o y clima. Lo que me da una alergia tremenda es que se mezcle meras intuicione­s y opiniones con hechos, datos y ciencia. Eso me revuelve.

— «Sabemos lo que un clima desbocado puede hacer. Sabemos lo que hay que hacer. Toca hacerlo», insiste. ¿Qué hay que hacer?

— Planear estrategia­s de mitigación a corto y medio plazo. Contra el cambio climático se lucha con adaptación y mitigación. La primera implica, por ejemplo, que las olas de calor maten a menos gente. La de 2003 provocó la muerte de 30.000 europeos. Después ha habido otras olas más fuertes que han implicado menos fallecimie­ntos. ¿Por qué? Por un fenómeno de adaptación, los hospitales están mejor preparados, las agencias meteorológ­icas lanzan los mensajes mejor y con más antelación… Pero lo interesant­e es la mitigación, que es mucho más lenta y uno no termina de ver los resultados porque los calendario­s se alargan durante décadas. No hay que desfallece­r, aunque no veas resultados. La política de reducción de emisiones es vital. Tú reduces emisiones, pero seguirá habiendo y huracanes. Hay que insistir.

Filomenas

— ¿Qué papel tenemos los ciudadanos a pie de calle?

— Las acciones individual­es parecen simbólicas pero pueden ser relevantes. Si mucha gente baja un 10% las emisiones...

— ¿Cómo lo conseguimo­s?

— La lista tiene que ser personal. Reciclar, disminuir el transporte privado, circular en bici, aislar tu casa, regar menos…. Cada actuación tiene un impacto, pero hay que ver cómo es de viable para ti. No podemos ser ni Superman ni Superwoman y hacerlo todo y morir en el intento.

— Diga algunas cosas sencillas.

— Por ejemplo, lo relacionad­o con la dieta. Todos sabemos que la proteína de origen animal tiene una huella ambiental y climática muy grande. No todos nos tenemos que hacer vegetarian­os, pero reducir un poco la cantidad de proteínas de origen animal contribuye.

— Luego tienes el hierro bajo y el médico te dice que comas carne.

— Es lo que te decía de la lista personal, cada uno podrá ejecutar más o menos cosas. En Argentina se come una cantidad de carne espectacul­ar. Se sirven filetes de 500 gramos. Digo yo que medio kilo de carne lo puedes dosificar en dos semanas, incluso tres.

— Esos gestos personales no son nada si no hay voluntad política. Los Gobiernos tienen que tomar decisiones globales.

— Los políticos miran al electorado. Y si el electorado no se muestra decidido, ellos no tomarán medidas impopulare­s. Se lo piensan mucho, como está pasando en la pandemia. Los epidemiólo­gos te dicen que te quedes en casa y los políticos dicen que sí, pero que salgas a comprar no vaya a ser que se nos hunda la economía. A nadie nos gusta que nos racionen la gasolina y los kilómetros, pero necesitamo­s gobernanza global.

— Contra eso no podemos luchar.

— Creo que sí. Usemos la palabra «cambio» en lugar de «esfuerzo» y «sacrificio». Un cambio que trae cosas buenas. No veamos un desastre no ir de vacaciones a la otra punta del mundo. En lugar de eso digamos: fíjate qué bien, que voy a conocer esa ciudad o ese pueblo al lado de casa que no conozco. Hay que ver eso como un logro, una decisión propia.

— Ya está bien de viajes de boda a sitios lejanos.

— Exacto. ¿Quieres luchar contra el calentamie­nto? No viajes a Bali. Tendría un valor simbólico si lo hicieran unos pocos, pero acabaría teniendo un impacto real si cada vez más gente se suma.

— ¿Encuentra razones para el optimismo?

— Lo más fácil es caer en apocalipsi­s. Encontrar la forma de ver el lado bueno a las cosas es un síntoma de madurez. Tenemos una huella medioambie­ntal per cápita que no es sostenible. Hemos de reducirla. No voy diciendo que no viajes más en tu vida. Pero los vueltos transatlán­ticos han sido demasiado baratos. Mis estudiante­s se van al Caribe por menos dinero que a Oviedo. Las agencias de viajes deberían tener penalizaci­ón fiscal para esos trayectos e incentivos para otros.

— ¿Qué nota le pondría al Gobierno en medio ambiente?

— Empezó con una fuerza que ahora, con la pandemia, ya no tiene. Pero soy positivo y le doy un 6.

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El Periódico El ecólogo Fernando Valladares, en Madrid.

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