Biden busca aliviar con políticas progresistas el azote de la pandemia
Amplía con decretos la asistencia alimentaria e inicia una vía hacia el salario mínimo de 15 dólares para funcionarios y subcontratados federales
Uno de los debates históricos entre progresistas y conservadores en Estados Unidos versa sobre la necesidad de las ayudas del Gobierno para los más desfavorecidos económica y socialmente, algo que los primeros ven y promueven como justo y necesario y a lo que los segundos se resisten y ponen barreras asegurando que incentiva la dependencia. Ese debate se ha librado incluso conforme la pandemia de coronavirus golpeaba con especial dureza, en lo sanitario y lo económico, a los estadounidenses ya más vulnerables. Con Joe Biden en la presidencia, el Gobierno federal deja clara su posición.
Ayer, tras emitir 13 órdenes ejecutivas en los dos días anteriores centradas en el combate sanitario de la pandemia, Biden estampó su rúbrica en otros dos decretos destinados a ampliar la asistencia federal a las familias más necesitadas, acelerar la entrega de fondos de ayuda ya aprobados y a reforzar las protecciones a los trabajadores, además de encaminar al Gobierno federal y sus contratistas a pagar a todos sus trabajadores un sueldo mínimo de 15 dólares por hora. Las ayudas, según expuso en unas declaraciones previas a la firma, son «no solo para cumplir una obligación moral sino un imperativo económico».
Inseguridad alimentaria
En un país donde la inseguridad alimentaria afecta según la Casa Blanca a 29 millones de ciudadanos, incluyendo 12 millones de niños (cifras que activistas elevan a 50 y 17 millones respectivamente), Biden pide al Departamento de Agricultura que permita a los estados elevar la dotación para el programa de asistencia para compra de alimentos, una medida que podría beneficiar a 12 millones de personas a las que la Administración
de Donald Trump frenó el acceso a esa ayuda.
La misma orden ejecutiva urge a elevar un 15% las prestaciones a los estudiantes de menos ingresos a través de un programa de comidas escolares durante la pandemia, unos 100 dólares extra cada dos meses para una familia con tres hijos. «No podemos y no vamos a permitir que la gente pase hambre», dijo Biden.
La segunda orden ejecutiva firmada ayer por Biden, que en el Despacho Oval ha colocado un busto del líder sindical y activista César Chávez, pone en marcha un proceso de 100 días tras el que debería garantizarse que los empleados del Gobierno federal, directamente o por subcontratas, cobran un salario mínimo de 15 dólares por hora. Además, el decreto busca devolver poder de negociación colectiva a los funcionarios y protecciones que Trump había eliminado, abriendo la puerta a politizar el servicio civil.
Biden también ha puesto en marcha un proceso para garantizar que todos los estadounidenses reciben las ayudas directas aprobadas por el Congreso en los dos grandes paquetes de ayuda por el covid. Los cheques no han llegado a
unos ocho millones de personas, en muchos casos los que no alcanzan el nivel de ingresos para declarar impuestos, usados como base de datos para entregar las ayudas.
Otra de sus medidas busca garantizar que los trabajadores que se sienten inseguros de volver al trabajo por considerar insuficientes las protecciones contra la pandemia tengan garantizado que eso no les impida acceder a las ayudas. Los decretos de este viernes son independientes del paquete de estímulo y ayudas de 1,9 billones de dólares que Biden ha diseñado y que debe aprobar el Congreso.