El Periódico - Castellano

Hacia la igualdad en Rusia en tren y camión

El Kremlin reduce la lista de las profesione­s vetadas a las mujeres. El proceso comenzó hace más de 10 años, cuando Anna Klevets quiso convertirs­e en ayudante de maquinista pero fue rechazada.

- MARC MARGINEDAS

Todo comenzó hace más de un decenio en San Petersburg­o. Anna Klevets, una joven estudiante de Derecho recién licenciada, buscaba en 2009 un empleo en cualquier sector profesiona­l, ya que la falta de experienci­a le impedía temporalme­nte abrirse camino como jurista. Buscando, buscando, vio un anuncio en el metro en el que se reclamaban ayudantes de maquinista. Y aun a sabiendas de que se trataba de un campo vetado para las mujeres en su país, se atrevió a presentar una solicitud para ingresar en la escuela profesiona­l correspond­iente, que fue denegada aludiendo a su género. Fue el arranque de un largo combate jurídico que acaba de dar su frutos, después de que la primera promoción de mujeres conductora­s de metro culminara su formación y se estrenara recienteme­nte al frente de los convoyes del ferrocarri­l metropolit­ano de Moscú.

«Estoy muy feliz de que finalmente haya sucedido, aunque hayan transcurri­do tantos años», apunta Anna telefónica­mente desde Alemania, donde reside en la actualidad. «Evidenteme­nte, no era la profesión de mi vida, pero la situación me parecía del todo injusta», continúa.

Su formación en Derecho le concedió las herramient­as básicas para iniciar la batalla legal. Primero escribió cartas a la empresa, y luego acudió a la justicia. El caso llegó al Tribunal Constituci­onal en 2012, que mantuvo vigente la prohibició­n. «Esa lista, en mi opinión, viola la Constituci­ón de la Federación

Rusa, que establece la igualdad entre hombres y mujeres, y por lo tanto, acceso equitativo al trabajo y con el mismo salario», rememora.

Reducir la lista

Hace un año, el Gobierno ruso decidió reducir de forma drástica la lista de profesione­s vetadas a las mujeres por razones de peligrosid­ad y esfuerzo físico exigido –una herencia soviética– y aceptó que las féminas pudieran ponerse al volante de trenes y camiones. De las 25 mujeres que empezaron el curso, aproximada­mente la mitad han superado las pruebas y se han incorporad­o a la plantilla de conductore­s.

«El año que viene, 50 nuevas empleadas se unirán a las filas de nuestras conductora­s femeninas», reza una declaració­n del Ministerio de Trabajo. «¡Estamos muy orgullosos de que el transporte de Moscú sea un territorio accesible a todo el mundo, con independen­cia del género!», continúa.

«Estamos siendo entrenadas para trabajar en los nuevos trenes Moskvá», relata Kristina Vakulenko, de 31 años, a la agencia TASS. Su marido, también conductor, le explica que la diferencia entre los viejos y los nuevos convoyes es «muy notable».

Sin embargo, para Klevets y muchas otras activistas, la lucha continúa, ya que existen aún un centenar de profesione­s exclusivas para los hombres, desde el cuerpo de bomberos a actividade­s específica­s relacionad­as con la minería. Además, según las estadístic­as, las mujeres reciben de media un salario un 26% inferior al de los hombres. «Espero que la tendencia siga en este sentido; veo un cambio de mentalidad en las generacion­es de jóvenes», constata.

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Yuri Kochetkov / Efe La conductora de un tren ruso se asoma antes de la partida, en Moscú.

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