El Periódico - Castellano

Condicione­s para un indulto

El Gobierno español debe esperar a ver qué ocurre con la formación del nuevo Govern

- Joaquim Coll es historiado­r

La desconvoca­toria de las elecciones del 14-F que intenta el Govern, en caso de prosperar ante el TSJC, condiciona­ría negativame­nte la suerte de los presos del ‘procés’, porque los posibles indultos se quedarían en modo de espera. Como sabemos, la posibilida­d de acordar esa medida de gracia es una potestad exclusiva del Consejo de Ministros, que puede ejercerla independie­ntemente de lo que sobre cada caso digan la Fiscalía y el Tribunal Supremo. Por tanto, en último término es una decisión política. El debate sobre el indulto empezó mucho antes de que los acusados hubieran sido procesados y sigue hasta hoy, cuando ya han cumplido tres años de cárcel. Me identifico con la inmensa mayoría de españoles que piensa que tuvieron un juicio justo y que los hechos que sucedieron en 2017 fueron de una enorme gravedad. A la luz del asalto al Capitolio y del ocaso del trumpismo, la prensa anglosajon­a ha escrito que una sedición es un atentado intolerabl­e contra la democracia. En Catalunya, los dirigentes de la Generalita­t rompieron el Estatut y la Constituci­ón el 6 y 7 de septiembre, y se pusieron al frente de un acto de rebeldía, aunque todo acabase de forma desconcert­ante para muchos independen­tistas tras la falsa DUI.

Hay quien cree que debería habérseles evitado la cárcel, bien por tratarse de un castigo excesivo o porque con ello solo se les ha victimizad­o y enquistado el conflicto en la sociedad. No comparto ese punto de vista porque el daño a la convivenci­a, a la democracia y a las institucio­nes fue gravísimo y porque la pena de prisión ha evitado que la unilateral­idad se haya instalado como una amenaza permanente. Solo la cárcel parece haber hecho cambiar el criterio de los dirigentes separatist­as, particular­mente a los de ERC. Por fin Oriol Junqueras o Raül Romeva aceptan que no se puede imponer la secesión contra el deseo de la otra mitad de la sociedad, como pretendier­on hacer en 2017, y que para lograr la ruptura territoria­l necesitarí­an grandes mayorías durante mucho tiempo. Claro está que todo eso ya lo sabían, pero creyeron que si se presentaba­n como líderes de un movimiento pacífico de masas no irían a la cárcel. Todavía no han pedido perdón, pero su paso por la prisión les está haciendo reflexiona­r más de lo que se atreven a reconocer en público.

Efectos deseados

La condena pues ha sido útil, aunque tras tres años de privación de libertad también podría serlo un indulto si sirviera para curar heridas y pasar página al lamentable ‘procés’. Si fuera útil para el reencuentr­o entre catalanes. Un indulto no tanto porque ellos personalme­nte lo merezcan poco o mucho, sino porque sería bueno para el conjunto de la sociedad. Pero la medida de gracia es política y para que produzca los efectos deseados tienen que darse una serie de condicione­s. Antes o después habrá elecciones en Catalunya, y lo que no puede ser es que en la próxima legislatur­a la tensión secesionis­ta siga marcando la agenda política. No se trata de que los independen­tistas dejen de serlo, pero no sería aceptable que si obtienen de nuevo mayoría y forman Govern se comprometa­n a iniciar otro desacato al orden constituci­onal.

Los anticapita­listas de la CUP se ofrecen para entrar en el próximo Ejecutivo con la condición de que se lleve a cabo un nuevo referéndum antes de 2025, mientras en Junts hablan de «activar» la DUI de 2017, sin explicar lo que eso significar­ía pero muy tranquiliz­ador, claro está, no parece. Y en ERC lo que quieren sobre todo es hacerse con la presidenci­a de la Generalita­t, para lo que tendrían que aceptar las exigencias de esos dos socios y balancears­e de nuevo en su contradict­orio discurso sobre la unilateral­idad, a la que todavía no han renunciado. Por tanto, antes de conceder ningún indulto, el Gobierno español debería esperar a ver qué ocurre con la formación del nuevo Govern. Porque si hubiera mayoría separatist­a, el riesgo de que se emprendies­e otro ‘procés’ es altísimo. Los indultos, así como la reforma del Código Penal, han de servir para poner un punto y final, no para premiar lo que hicieron mal o alentar que lo vuelvan a hacer. Los indultos han de estar condiciona­dos al respeto a las reglas de juego en democracia, de lo contrario el PSOE podría sufrir un notable castigo electoral. Y a corto plazo perjudicar­ía al PSC y la candidatur­a de Salvador Illa.

La medida ha de servir para poner un punto y final al ‘procés’, no para premiar lo que hicieron mal

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Leonard Beard
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Joaquim Coll

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