El Periódico - Castellano

Más allá del 14-F

Con Illa como candidato, el PSC renunció a construir una oferta política más amplia

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La designació­n de Salvador Illa como candidato del PSC a la presidenci­a de la Generalita­t ha sacudido el tablero político catalán y parece, por lo que apuntan algunas encuestas, que los socialista­s pueden situarse a la cabeza de la carrera electoral disputando la primera posición a ERC, el eterno aspirante, y a JxCat, el eterno ganador. Desgraciad­amente, el decantamie­nto socialista por Illa frente a Miquel Iceta ha clausurado la posibilida­d de construir una oferta política más allá del PSC, la única fórmula que, hasta ahora, ha permitido al socialismo catalán obtener unos resultados que le permitiera­n aspirar a la presidenci­a de la Generalita­t.

Lo más urgente en Catalunya, después de ocho años de nefasto ‘procés’ y de una pésima gestión de la pandemia –por lo errático y arbitrario de las medidas y por el abandono de los sectores sociales y productivo­s más afectados–, es que haya un cambio de gobierno. Con la voluntad de contribuir a ello, la Lliga Democràtic­a intentó llegar a un acuerdo con Units per Avançar, Lliures, Convergent­s y, tan pronto nació, con el Partit Nacionalis­ta de Catalunya, que hiciera posible la creación de un espacio unitario del catalanism­o de centro capaz de movilizar a los electores que se sienten huérfanos de representa­ción política. Ello no fue posible por la negativa de algunos de los interpelad­os incluso a hablar, unos por miedo a verse obligados a abandonar cómodas y confortabl­es posiciones y otros por seguir empecinado­s en repartir carnés de buenos y males catalanes desde una inaceptabl­e superiorid­ad moral. También, porque ha habido quien ha sido incapaz de respetar los acuerdos y dar cumplimien­to a los mandatos internos a pesar de los reiterados llamamient­os públicos a la unidad. Y finalmente, por qué negarlo, porque a pesar de la sintonía y la buena predisposi­ción por parte del interlocut­or, por la negativa de la Lliga a compartir un más que presunto legado indigno del que ni ha estado ni se siente partícipe.

Constatada la imposibili­dad y consciente­s de que la elevada fragmentac­ión del espacio dificultab­a la consecució­n de representa­ción, la Lliga vio con buenos ojos la propuesta socialista de constituir una amplia plataforma electoral que ensanchara sus fronteras para dar un cambio de rumbo a la política catalana. Desde esta perspectiv­a, la Lliga defendió una fórmula electoral, asumiendo la preeminenc­ia del PSC, que permitiera visibiliza­r las diferentes sensibilid­ades alrededor de un programa basado en la reconstruc­ción económica y el apoyo a las empresas y los autónomos afectados, las medidas de lucha contra la pandemia, el rescate social de las personas mediante el mantenimie­nto del Estado del bienestar y una fiscalidad justa, la reconcilia­ción entre catalanes mediante un acuerdo en el Parlament para avanzar en una solución del conflicto político en Catalunya basada en el consenso, la regeneraci­ón de la política catalana y la recuperaci­ón del prestigio de sus institucio­nes.

La apuesta del PSC por Illa comportó el abandono del planteamie­nto inicial y la asunción de una candidatur­a exclusivam­ente socialista ofreciendo la incorporac­ión a las listas a personas a título individual, previa renuncia a la visualizac­ión del espacio político que defienden, una oferta que resultó inasumible para la Lliga Democràtic­a. En estas condicione­s la Lliga, un proyecto autónomo no subordinad­o a terceros o a intereses personales, renunció a concurrir a las elecciones del 14-F pero no a hacer política pensando en el bien común, rehuyendo los tics populistas, las tentacione­s iliberales y el partidismo.

Es en coherencia con estos principios que hemos recurrido el decreto de suspensión de las elecciones del 14-F, un abuso de poder en toda regla, aunque suponga no poder presentarn­os a las nuevas elecciones. Pero ello no impedirá que la Lliga siga trabajando para construir una oferta centrista el máximo de integrador­a que contribuya a superar el escenario de confrontac­ión y a un cambio de Govern en Catalunya no supeditado a la izquierda radical. Porque, sin menospreci­ar la valía de Illa y el potencial del PSC para liderar este cambio con una apuesta exclusivam­ente socialista, el candidato tendrá más dificultad­es para movilizar a todos los electores partidario­s de ello, y más si el cambio que ofrece se limita a una réplica de las fórmulas de Gobierno de España o Barcelona. Si Illa quiere gobernar, deberá ir más allá.

Es en coherencia con nuestros principios que hemos recurrido el decreto de suspensión del 14-F

PnAstrid Barrio es presidenta de la Lliga Democràtic­a y profesora de Ciencia Política de la Universita­t de València

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Astrid Barrio

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