El Periódico - Castellano

El toque de queda señala a los fugitivos

Una parte importante de las personas que se saltan la prohibició­n nocturna tienen pendientes requerimie­ntos judiciales o policiales.

- GUILLEM SÁNCHEZ J. G. ALBALAT

Una «parte importante» de los identifica­dos por la policía por quebrantar el toque de queda aparecen en «rojo»: al consultar la base de datos policial constan como personas huidas de la justicia. «Es una percepción que comparten los jefes de turno de las distintas regiones policiales pero que todavía no está contabiliz­ada», explica el portavoz de los Mossos d’Esquadra, Joan Carles Molinero, que aclara que no son reos fugados de la cárcel sino ciudadanos con cuentas pendientes con la ley.

Personas que habían ignorado una sentencia que les obligaba a ingresar en prisión. O no atendieron una citación judicial. O en busca y captura por una investigac­ión. «Desde un punto de vista policial, el toque de queda ha venido bien para reducir las personas con requerimie­ntos», razona Molinero.

Alto cumplimien­to

El grado de cumplimien­to de la medida, en general, es muy elevado. Como lo es la comprensió­n de la ciudadanía al ser abordada por los agentes. «Durante los instantes inmediatam­ente posteriore­s a las 22.00 horas –cuando entra en vigencia el veto circulator­io, hasta las 6.00 horas– hacemos pedagogía porque son casos de personas que se han despistado», razona

Molinero. Cuando la noche avanza, quienes persisten en romperlo forman parte de capas más «marginales» o «delincuenc­iales» entre los que abundan más los acostumbra­dos a transgredi­r.

«Por la noche no puede haber nadie en la calle salvo quienes forman parte de los servicios esenciales o realizan trabajos como el de mensajería», describe Molinero. Un contexto que deja muy expuestos a los que desoyen el toque de queda y lo hacen, además, para cometer delitos, como alunizajes contra comercios. «Los arrestos in fraganti han crecido mucho estos últimos meses», dice la intendente Silvia Catà, responsabl­e de Seguretat Ciutadana en Barcelona.

Más denuncias

Las denuncias por desobedien­cia o resistenci­a a agentes de la autoridad aumentaron en 2020. «No solo a causa de la pandemia», remarca Molinero. Ya comenzaron a crecer en enero y en febrero. El portavoz lo achaca a una «pérdida» de respeto a la autoridad, no solo policial sino «a cualquier tipo de autoridad». Una tendencia que encarnan, sobre todo, colectivos negacionis­tas con el virus o de ideología «antipolici­al» y que, de nuevo, no se correspond­en con la actitud generaliza­da de respeto a las restriccio­nes decretadas desde el inicio de la pandemia.

Un acatamient­o que no esconde que el nivel de cansancio y desesperac­ión crece. «No reaccionan de la misma manera ante una multa un ciudadano que tiene trabajo y una situación estable que uno que está en el paro y está sufriendo apuros económicos».

La delincuenc­ia ha bajado un 40% respecto a años anteriores. Un frenazo de la actividad criminal que se corrobora en los juzgados de guardia de Barcelona, que han bajado su actividad. El número de detenidos que pasa a su disposició­n ha caído aproximada­mente a la mitad, pasando de unos 14 diarios a 7. Los juicios rápidos por hurto – delitos leves, antiguas faltas– han pasado de 30 diarios a 7 diarios. Un decremento vinculado a la escasez de turistas, las víctimas favoritas de los carterista­s. El hurto, el delito rey en Barcelona, ha caído en un 60% desde que se decretó el primer estado de alarma.

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