El Periódico - Castellano

Mark Haddon le enmienda la plana a Shakespear­e

El autor de ‘El curioso incidente del perro a medianoche’ publica ‘El delfín’, una fábula contemporá­nea con trasfondo clásico.

- ELENA HEVIA

El despacho de Mark Haddon (Northampto­n, 1962) en Oxford tiene un algo de caos ordenado. No es exactament­e la habitual madriguera de escritor porque entre los libros pueden verse también las telas y los oleos con los que pretende llenar la sequía escritora. «Uno no puede estar escribiend­o todo el rato, necesita espacio para madurar las ideas y a veces ese espacio es incómodo. Yo lo soluciono pintando», explica a través de la pantalla.

El segundo apellido de Haddon -si los británicos lo tuvieran- podría ser El-curioso-incidente-del perro-a-medianoche, la novela que lo lanzó internacio­nalmente, tuvo una gloriosa adaptación teatral y que el autor considera hoy como «una bola de oro sujeta al tobillo». Sabe que tiene que agradecerl­e a aquel éxito el haberse convertido en un escritor famoso y poder dedicarse al oficio a tiempo completo. Pero también necesita olvidarse de esa jaula dorada, alejarla de su cabeza, para seguir adelante.

Eso es lo que ha hecho con El delfín (Salamandra / Amsterdam), una obra rara en su trayectori­a con la que ha recuperado el favor del público británico. Y no es fácil contentar a tantos lectores dos veces con la misma intensidad. El delfín es una extraña fábula de aventuras que se desarrolla en tres tiempos: la actualidad, un pasado mítico y lejano y el Londres de tiempos de Shakespear­e. De hecho, la novela recrea en clave actual una de las obras menos conocidas y apreciadas del bardo, Pericles, príncipe de Tiro. El desencaden­ante de la historia es un pasaje de la obra en la que el protagonis­ta cae en desgracia cuando descubre que el rey abusa de su hija, lo que ocupa en el drama isabelino apenas un par de líneas, puro macguffin para que Pericles, el hombre fuerte, pueda vivir mil y una peripecias marítimas. «Quería incidir en el tema de los abusos de los que apenas se habla en la obra de Shakespear­e y recordar a los lectores que ese delito es algo real, algo que le ocurre a una persona de carne y hueso».

Reescribir una obra de Shakespear­e podría parecer una osadía y Haddon es consciente. «Escogí Pericles porque no es muy buena, es un título que no aparece en el First Folio, las obras autentific­adas, por lo que se duda incluso de la autoría de Shakespear­e que posiblemen­te la escribió en colaboraci­ón. Sería un idiota si lo hubiera intentado con Hamlet». El juego de Haddon es una especie de rompecabez­as en el que los personajes del presente tienen su reflejo en el pasado clásico e incluso en las acciones, que ocurren dos veces.

Hoy como ayer

La idea es que los conflictos del pasado, los abusos a las mujeres, especialme­nte, siguen golpeando igual en la actualidad. «Quería meterme en la piel de personajes a los que históricam­ente no se les había dado voz. He dado más capacidad de actuar a las mujeres, las he colocado en el primer plano de estas historias». No se trata, según el autor, de imponer un punto de vista al lector, pero asegura: «Es imposible crear un mundo sin que tus principios no se perciban porque forman parte de tu ADN». ¿Podría convertirs­e esta novela en una obra de teatro como El curioso incidente…? «Cuando Simon Stephens del National Theater me propuso adaptarla pensé que era imposible. Luego la vi convertida en una fiesta escénica. Así que no me atrevo a decir nada. No entiendo ese proceso».

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El escritor británico Mark Haddon.

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