Pros y contras
‘Wellness’ y Lebowitz
La primera reacción que tienes ante la incesante locuacidad de Fran Lebowitz es abominar de ella, porque se te presenta con un insoportable aire de displicencia. Parece que es la única persona de Nueva York que hace las cosas que tocan y cuando tocan. Poco a poco, sin embargo, a lo largo de este documental espléndido (Pretend it ‘s a city, Netflix), la conversación dilatada con un Martin Scorsese que no para de reír debido a la elocuencia de la escritora, se vuelve amena, en extremo interesante, de tal manera que se convierte en un espectáculo inesperado sobre una forma de vida que se resume en una de las aseveraciones que Lebowitz suelta sobre el wellness. Viene a decir que toda esta gente que vive tan preocupada por el bienestar expresa un afán de codicia. No se trata solo de tener salud, sino de alcanzar un estadio espiritual superior, como si la vida no fuera sino superar los retos cotidianos. No subir montañas, sino conformarse con ir a la tintorería y que te encuentren la americana de raya diplomática que les dejaste.
La aparente pedantería se vuelve fragilidad y comedia, mucha comedia. No es nada mala, la diversión, para estos días tan extraños y desapacibles.
Los árboles tejen una suerte de redes biológicas que les permiten comunicarse y ayudarse entre sí. ¿Y los populismos depredadores? Mientras tratamos de dilucidar si Trump es ya un mal recuerdo o el germen de algo peor, se producen brotes preocupantes en todo el mundo. Una cierta mirada, más ensimismada, más nostálgica de un pasado embellecido y más agresiva con «el otro» va ganando terreno.
En la India se han inaugurado una biblioteca y un centro de conocimiento dedicado a Nathuram Godse, el hombre que asesinó a Mahatma Gandhi. El lugar recoge información sobre cómo se planeó el crimen, también artículos y discursos del asesino. «El propósito es inculcar el verdadero nacionalismo que Godse defendió en la juventud ignorante de hoy», afirman sus impulsores. Una multitud de hombres aclamó la inauguración.
El nacionalismo hindú no deja de crecer, al mismo ritmo que crece la persecución de los musulmanes, el culto a la figura de Godse y la agresividad de un discurso impulsado por el Gobierno. Siete mil kilómetros nos separan de Gwalior, algo menos del Capitolio, pero las raíces de la retórica populista y nacionalista se extienden por el planeta.
Raíces