Primer debate sin heridos
El viernes, los candidatos se vieron las caras por primera vez. Aquí va el 1 a 1.
Carrizosa (C’s). Desarmado. Ciutadans sigue sin encontrar explicación a no haber presentado una propuesta para gobernar Catalunya, después de la victoria electoral.
Borràs (JxCat). Relevista. Ha cogido con decisión el relevo del independentismo mágico. Con efectividad, le está aplicando a Aragonès la misma receta que Junqueras aplicó a Artur Mas: «Eres un panoli».
Aragonès (ERC). Desdibujado. No sabe vender la labor del Govern ni los votos de Rufián apoyando al PSOE. No defiende la unilateralidad pero no renuncia a ella. Junqueras está acudiendo al rescate.
Illa (PSC). Aglutinador. Consiguió presentarse como la alternativa para quienes ya están cansados de la serie Puigdemont contra Junqueras.
Albiach (Comuns). Sin puntería. Empeñada en escandalizarse con las declaraciones excluyentes de Canadell (desconocido más allá de TV-3), cuando Junqueras, Borràs y Torra tienen en sus hojas de servicios declaraciones tanto o más intensas. Sus votantes potenciales están más en ERC y la CUP que en la Cámara de Comercio.
Sabater (CUP). Cómoda. No tiene competidores interesados en su base electoral.
Fernández (PP). Hábil. Los precedentes de los pactos del PSC en Badalona y Castelldefels están bien pillados para generar dudas sobre el PSC.
Chacón (PDECat). Meritoria. Pero su ejercicio de realismo caerá en saco roto si Mas-Colell no hace un anuncio electoral desmintiendo las fake news del independentismo mágico. Mas-Colell podría reiterar lo que dijo de que la independencia generaría un «pequeño excedente» económico y no el «mayor superávit de Occidente», como aseguraba Junqueras. Mientras independencia sea sinónimo de 16.000 millones, los independentistas votarán por la vía rápida y sin pensárselo dos veces.
Garriga (Vox). Monotemático. Efectivo inicialmente presentándose como lo distinto, aunque se dedicó exclusivamente a estigmatizar la inmigración.
Es solo el inicio. Veremos cómo sigue, con una cierta emoción.
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