«Camino del colegio, solía ver cadáveres tapados con sábanas»
Nicola Gratteri Su obsesión es acabar con la Ndrangheta, la temida mafia calabresa, cuyos cabecillas ha sentado en el banquillo de los acusados en el mayor juicio contra la organización de toda la historia.
Desde hace años es la cara más conocida de la lucha contra la Ndrangheta, la mafia nacida en el siglo XIX en Calabria (sur de Italia) considerada la más peligrosa de Europa. Una gran multinacional del narcotráfico que desde pueblecitos remotos de la bota italiana opera en todo el planeta, se ha infiltrado en la sociedad y ha ejecutado despiadados homicidios. La vida pública de Nicola Gratteri ha estado marcada por la misión de acabar con este grupo criminal. Cada entrevista, cada libro que ha escrito, cada operativo que ha puesto en marcha, cada conferencia que ha dado en Roma, Berlín o Washington, cada polémica que ha protagonizado, ha tenido esta lucha en el centro. En 1989, cuando apenas tenía 30 años, lo amenazaron por primera vez. «Estás con un hombre muerto», le dijeron a su entonces prometida. Poco después, le asignaron escolta. Su protección policial ha ido a más en el último mes, a causa de la exposición mediática que está recibiendo por el megajuicio que involucra al mayor número de imputados acusados de pertenecer a la Ndrangheta de la historia: más de 300. Su objetivo principal es el clan Mancuso, considerado uno de los más peligrosos de esta mafia.
Usted lleva muchos años luchando contra la Ndrangheta, y, por fin, ha llegado la hora de este gran juicio. ¿Qué significa eso en este momento de su vida?
— Es un juicio importante para mí, pues se pone a prueba mi manera de ejercer como fiscal. Cuando asumí este puesto, el 16 de mayo de 2016, les dije a mis colegas que me parecía inútil llevar adelante decenas de pequeñas investigaciones a 10, 20 o 30 personas de la misma familia. Por eso sugerí que partiéramos del análisis de un territorio, que finalmente fue la provincia de Vibo Valentia, para ver cómo se movía la familia Mancuso en su conjunto, comprender su articulación y sus relaciones con las otras familias, también las menos importantes. Y nos dimos cuenta de que la idea funcionaba. Así reconstruimos las relaciones entre la familia Mancuso y las satélites. Y sí, fue agotador y fue arriesgado, pero creo que solo de esta manera se puede entender cómo interactúan las mafias en un territorio, su dimensión y permeabilidad.
Comprendo. Me ha respondido el fiscal. ¿Me puede decir ahora qué piensa el hombre que nació y creció en esta tierra?
— Mire, yo amo esta tierra de una manera visceral. E hice todo lo que pude para quedarme aquí, también cuando me ofrecieron irme, tomar otros caminos. Por eso me siento legitimado a hablar de ella. Y, claro está, mi sueño es que seamos liberados. Sé que no es fácil. Conozco bien la filosofía criminal, sé cómo piensan y cómo reaccionan. Por eso sentiría una enorme satisfacción si lograra liberar aunque fuera un pequeñísimo pedazo de esta tierra.
Es titular de la Fiscalía de Catanzaro y uno de los fiscales más famosos de la Dirección Nacional Antimafia, el organismo que combate las mafias en Italia.
Se ha dado a conocer, también en el plano internacional, sobre todo por sus investigaciones contra la Ndrangheta. En numerosos operativos ha coordinado policías de otros países, entre ellas la DEA estadounidense.
Ha sido consejero de distintos gobiernos sobre el crimen organizado, y ha escrito varios libros acerca del tema. Está casado y es padre de dos hijos.