14-F: Illa desafía a ERC
La candidatura del exministro ha animado las previsiones socialistas y generado alarma en el soberanismo, pero el resultado de las elecciones está ahora más abierto y también afectará a la política española
El anuncio de que Maurici Lucena, presidente de AENA, sería vicepresidente de Illa, refuerza el mensaje económico de la candidatura
Cuando aún no hace un mes del anuncio de la candidatura de Salvador Illa a la Generalitat, las perspectivas electorales catalanas, e incluso la política española, han sufrido un notable cambio. Las encuestas indican un disparo de la intención de voto del PSC y algunas le señalan como el partido ganador. La última del CIS incluso abre la puerta a que la suma independentista no alcance la mayoría absoluta.
Illa ha animado las previsiones socialistas y ha generado alarma en el soberanismo, más intensa en ERC, a la que las encuestas y las impresiones daban, hasta ahora, como el indudable partido ganador. Incluso se creía que podría elegir entre otro Gobierno con JxCat, esta vez bajo su dirección, o intentar un nuevo tripartito con los comunes (ligados a Podemos) y, de alguna forma, el PSC. Todo este cuadro está ahora en revisión y puede que el decreto de la Generalitat retrasando las elecciones al 30 de mayo tuviera relación con el cambio de expectativas. Pero el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya confirmó el viernes el 14-F como la fecha definitiva.
Ya estamos en campaña y la víspera de su inicio se visualizó que el desafío del PSC (y de Pedro Sánchez) a ERC tendría consecuencias en Madrid. El jueves, el Gobierno se encontró con la oposición de ERC al decreto sobre los fondos europeos –Rufián alegó que estaba dictado por la CEOE–, y el decreto solo pasó por la extraña conjunción del voto favorable de Bildu y la abstención de Vox, que, salvando al Gobierno, le devolvió al PP el golpe de la moción de censura. Carmen Calvo pudo, al final, respirar tranquila, pero la candidatura de Illa ha roto, al menos de momento, la entente del PSOE con ERC de la aprobación de los presupuestos. El PNV y Bildu respaldaron a Sánchez, pero la presencia de ERC en el bloque de dirección del Estado, voceada por Iglesias, parece haber durado poco.
Todo dependerá ahora del resultado en Catalunya. Y nadie puede presumir seriamente de saberlo. El PSC está al alza, pero la fuerza de gravedad de la política catalana (mayoría absoluta independentista) es difícil de torcer. Algunas encuestas dicen que Illa ganará, pero solo una –la del CIS– ve posible que el independentismo pierda la mayoría absoluta. Y la del CEO (el CIS de la Generalitat), conocida el pasado viernes, deja al PSC solo en tercer lugar, detrás de ERC y de JxCat, que parece recuperarse.
Pero incluso el CEO nota el efecto Illa. No solo es el candidato más conocido: 91% contra 81% de Pere Aragonès (ERC) y el 77,3% de Laura Borràs (JxCat), sino que es aprobado por el 54,4% de los encuestados frente al 50,2% de Aragonès y el 45% de Borràs.
¿Puede vencer Illa a la fuerza de gravedad de la política catalana? El independentismo –coincidente ante el peligro– asegura que el candidato del PSC encabeza una operación de Estado, un 155 político contra Catalunya. No parece, pero sí es cierto que el PSC, el PSOE y Pedro Sánchez están jugando fuerte. Mucho más de lo que el independentismo (y la derecha española) podían suponer. El anuncio de que Maurici Lucena, presidente de AENA (Areopuertos Nacionales) y economista de renombre, formado en el Banco de España, sería el vicepresidente económico de Illa indica la voluntad de reforzar la candidatura con alguien que conoce bien los mecanismos económicos y puede ser un buen interlocutor con el empresariado y los inversores europeos.
Illa ha plantado cara al independentismo. Pero según las encuestas, cualquiera de los tres partidos –ERC, PSC o JxCat– puede ganar. Y serán, pandemia mediante, unas elecciones muy extrañas. Quizá la clave final esté en la abstención. ¿A quién perjudicara más el posible temor –mayor en la tercera edad– a acudir al colegio electoral?
Y el miedo a la independencia, que benefició a C’s en 2017, es hoy mucho menor y pocos creen que la independencia, al menos a corto plazo, sea un peligro. ¿Puede este menor miedo desmovilizar algo al electorado constitucionalista? Quizá, pero entre los electores de ERC y JxCat también hay cansancio por la ineficiencia, e incluso el ridículo, del Gobierno Torra la pasada legislatura.
Conclusión: todo está abierto. Sigan la noche del 14 de febrero la apertura de las urnas. Y ojo también al voto por correo que subirá.