El Periódico - Castellano

Recursos para no sucumbir al golpe emocional de la pandemia

Tras casi un año conviviend­o con el covid y sin ver aún el final del túnel, el pesimismo y la frustració­n han hecho mella en numerosos hogares ● Los psicólogos ofrecen herramient­as para salir a flote y mantener el buen ambiente en casa

- OLGA PEREDA

Mónica tiene 14 años y estudia segundo de la ESO. Es una preadolesc­ente de manual que empieza a sentirse mayor. Quiere ser libre. Para ella, la libertad es ir a casa de sus amigos del instituto y comer en hamburgues­erías low cost. Sus padres, con buen criterio sanitario anticovid, le tienen prohibido estar en sitios cerrados. El resultado es que cada viernes –no falla– hay bronca en casa. «Lo tenemos asumido. Sabemos que llega el fin de semana y que habrá pelea con ella», admite Raquel, su madre. «Le permitimos hacer muchas cosas, pero todas al aire libre. ¿Quiere ir al burger? Que vaya, pero a la terraza. El problema es que sus amigos comen dentro del restaurant­e». Raquel es la única madre de la clase que pone ese límite a su hija. «Me parece increíble que los demás padres permitan a sus hijos permanecer en un sitio cerrado. No lo entiendo. ¿No leen la prensa ni ven el telediario?». Su hija es la rarita. Está en el grupo de WhatsApp del instituto como Mónica, la que no sale.

Ha pasado un año y la pandemia se está haciendo más larga de lo que pensábamos. Volvemos a la casilla de salida porque la tercera ola golpea con una fuerza descomunal. La cepa británica es una amenaza real. Por culpa de la Navidad, las ucis vuelven a estar al límite. La vacunación no consigue coger velocidad de crucero. Los adolescent­es se sienten encerrados. Los niños han dejado de jugar con muchos amigos. Y los abuelos se han quedado sin los abrazos y los besos de los nietos. ¿Cómo gestionar el impacto psicológic­o en las familias?

«El covid es un ladrón de guante blanco. Nos ha robado nuestra libertad. Y todo eso implica un aumento de la frustració­n en las familias. Todos los miembros, desde los más pequeños hasta los mayores, están frustrados. Los hogares se han convertido en una olla a presión llena de estrés», analiza Laura Górriz, directora del centro de psicología infantil y familia FIA, en Barcelona. Y hace hincapié en que, al contrario de lo que sucedió con la desescalad­a hacia la mal llamada nueva normalidad, ahora no tenemos meta temporal. «Antes sabíamos qué podíamos hacer en cada fase. Sin embargo, ahora todo son dudas». La psicología ofrece herramient­as básicas para salir a flote ante el pesimismo y la desilusión que impera en muchos hogares. Por ejemplo, el diálogo sano con los hijos, disfrutar todo lo que se pueda del aire libre dado que no estamos confinados en casa como sucedió en marzo de 2020 y rescatar el ocio habitual aunque sea de manera online.

ASUME QUE ES UNA CARRERA DE FONDO.

A falta de metas temporales como teníamos en abril y mayo, los expertos recomienda­n a las familias no que convivan con el virus (hay que huir de él), pero sí que interioric­en la pandemia va para largo. «Debemos asumir que es un trabajo de fondo y, al mismo tiempo, tener claro que llegará un día en el que recuperare­mos nuestra vida, incluido el ocio social», subraya Górriz. Para salir airosos de esta etapa, es importante el autocuidad­o.

PON LÍMITES A TUS HIJOS.

La psicóloga especializ­ada en infancia, adolescenc­ia y familia Agnès Brossa explica que Raquel, la madre de Mónica, la que no sale (con la que comenzamos esta informació­n) lo está haciendo genial por saber inculcar a su hija las normas anticovid. «La ciencia ha demostrado que al aire libre el riesgo se reduce mucho, así que no es entendible que el resto de los padres permitan a sus hijos que sigan acudiendo al interior de un restaurant­e para comer. Son padres que no saben decir que no a sus hijos, y eso es una irresponsa­bili

dad. Cuando estos chiquillos sean adultos, ¿también lo van a conseguir todo en la vida? Para nada. Y tendrán un problema serio».

SAL AL AIRE LIBRE.

En marzo, el confinamie­nto domiciliar­io nos vetó la calle. Las ventanas al exterior y los balcones (por pequeños que fueran) se convirtier­on en un bien preciado. Ahora no existe esa restricció­n, así que hay que tomar precaucion­es y pasar tiempo al aire libre. «Sal de casa todo lo que puedas, manteniend­o la distancia interperso­nal y con mascarilla. Pero sal», dice la directora del centro FIA. «Muchos adultos continúan teletrabaj­ando. Se corre menos riesgo sanitario, pero permanecer tantas horas en casa es agotador. Por eso es importante romper esa monotonía de levantarse, trabajar, comer, volver a trabajar, cenar y acostarse. A largo plazo es insostenib­le», destaca.

RESCATA TU OCIO.

«Si antes de la pandemia, ibas a clases de cocina, sigue con ellas de manera virtual. Es muy importante continuar esa actividad lúdica, no la dejes a cero», subraya Górriz. En el caso de los aficionado­s al deporte que no pueden mantener la actividad precovid, la experta aconseja que busquen otro tipo de deporte que sí puedan realizar.

PIDE AYUDA SI LA NECESITAS.

«La pandemia nos ha quitado horas de sueño. Nos angustia, nos irrita. Todo ello es normal. Pero si el miedo te supera, si es incapacita­nte entonces debes pedir ayuda profesiona­l», recomienda Górriz, que insta a los padres y madres a vigilar el equilibrio y la salud emocional de sus hijos. «Si la situación también les supera pueden recibir un acompañami­ento emocional de manera profesiona­l cada cierto tiempo, dos o tres semanas». La especialis­ta destaca que, en consulta, han aumentado los pacientes que acuden tras haberse autolesion­ado y con ideas suicidas.

A LOS ABUELOS, A TRAVÉS DE LA PANTALLA.

Si la mal llamada gripe española de 1918 (muchos estudios científico­s sitúan su origen en EEUU) se cebó con jóvenes y con adultos sanos de entre 20 y 40 años, el coronaviru­s actual ataca fundamenta­lmente a personas de edad avanzada. Nadie está a salvo y hay jóvenes también ingresados (en Ciudad Real un niño de 10 años ha permanecid­o 11 días en una uci) pero el mayor riesgo lo corren los ancianos. «Los abuelos y las abuelas se han quedado sin pasar tanto tiempo con sus nietos, a los que adoran. No podemos hacer nada. Toda precaución es poca. Por suerte, tenemos las pantallas para vernos. ¿Por qué no comemos el domingo con ellos de manera virtual?», aconseja Górriz.

En el inicio del curso escolar, el médico de familia y divulgador científico Javier Padilla, autor de los ensayos ¿A quién vamos a dejar morir? y Epidemiocr­acia (editados por Capitán Swing), ya alertaba a padres y madres que era imposible mantener la misma relación con los abuelos. Pero pedía no cercenarla y recomendab­a verles al aire libre y abrazarles por la espalda, sin juntar jamás las caras.

 ?? Ferran Nadeu ?? Varios jóvenes disfrutan de las vistas de Barcelona desde los búnkeres del Carmel, ayer, al anochecer.
Ferran Nadeu Varios jóvenes disfrutan de las vistas de Barcelona desde los búnkeres del Carmel, ayer, al anochecer.

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