El pacto Aragonès-Illa
Lo que sucedió en su momento con Adolfo Suárez, Felipe González, José María Aznar, y otros políticos de este tipo ya se ha terminado: las mayorías absolutas no existen. En Catalunya, el próximo 14 de febrero los tres partidos más votados serán ERC, PSC y Junt per Catalunya (JxCat), y todo indica que las diferencias de votos entre ellos –a fecha de hoy, una incógnita– no será muy grande.
En los momentos actuales ya no es posible que se formen gobiernos de partido único, ni de dos cabezas. Lo que hay son gobiernos de coalición: los que suman, más ganan. Dicho esto, se ve claro que, dentro del Ejecutivo elegido para gobernar Catalunya durante los próximos cuatro años, nos encontraremos con dos de los tres partidos aludidos (ERC, PSC y JxCat). De ellos, el único que puede llegar a gobernar con dos opciones tan diferentes es ERC.
En estos momentos, de todas las asociaciones posibles, la coalición ERC-PSC-Podem y alguien más es la que tiene más probabilidades. Las discordias y rencillas entre ERC y JxCat han sido demasiadas y así no se puede gobernar. Creo, sinceramente, que con Pere Aragonès y Salvador Illa –dos funcionarios de la política nada brillantes, pero inteligentes, serios y trabajadores– en estos momentos de zozobras, populismos, crisis económicas, virus, odios, y muertes, es lo menos malo que le puede suceder a Catalunya. Sus respectivos partidos tienen mucha historia, muy poca corrupción, algunas veces andan juntos por Madrid y no tienen a ningún dirigente importante viviendo en el extranjero.