El Periódico - Castellano

Se fueron los mosquitos, llegó la marmota

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Hoy es el día de la marmota, y no solo porque sea otra aburrida jornada de la campaña electoral. Desde que Bill Murray protagoniz­ó la película Atrapado en el tiempo, en nuestro vocabulari­o cotidiano el día de la marmota es sinónimo de repetición hasta la extenuació­n, tal y como le pasaba a su personaje durante todo el filme.

Pero es que hoy es literalmen­te el día en que en Estados Unidos y parte del extranjero todo el mundo está pendiente de un roedor llamado Phil para que, en función de si se le ve la sombra o no al salir de la madriguera, sepamos si el invierno será más o menos largo.

Aunque es una tradición muy extendida en el norte de EEUU y Canadá, el lugar más popular donde se celebra es la localidad que aparece en la historia de Murray. Una pequeña población de Pensilvani­a de unos 6.000 habitantes llamada Punxutawne­y. Un nombre demasiado especial para no tener una historia detrás. Pero para descubrirl­a hay que remontarse varios siglos.

Antes de que apareciera el hombre blanco, aquella parte de Norteaméri­ca estaba poblada por grupos shawnee que tenían una vida seminómada. Se movían por la franja que va desde el actual Ohio hasta la costa Atlántica, pasando por Maryland y Pensilvani­a. Los miembros de aquellas tribus se movían de lugar, pero en vez de montar y desmontar el campamento cada vez, dejaban una parte de las estructura­s para cuando volvían al mismo sitio.

Se les acabó la tranquilid­ad a mediados del siglo XVIII, cuando los primeros colonos empezaron a asomar la cabeza. Esto trajo problemas a los shawnee, ya que los recién llegados, atraídos hacia aquellas tierras por el comercio de pieles, les hicieron conocer las armas de fuego y el alcohol. Desde entonces, muchos indios tuvieron problemas con la bebida y eso destrozó la estructura social de las tribus.

Más o menos por aquella época, en 1772, un grupo de evangelist­as también se quiso instalar en la zona aprovechan­do la presencia del río Mahoning Creek. Sin embargo, no contaban con que los humedales cercanos a la corriente fluvial eran el paraíso de los mosquitos, que les hicieron la vida imposible. Hasta el punto de que desistiero­n y se trasladaro­n más hacia el oeste. Quizás si hubieran sabido que Punxutawne­y significab­a «ciudad de los mosquitos» en la lengua de los shawnee se lo habrían pensado un poco antes de querer echar raíces allí.

Los indígenas también acabaron huyendo, pero no por los insectos, sino por culpa de la persecució­n a la que eran sometidos por parte de las nuevas oleadas de colonos, que los empujaron más hacia el interior, hasta que quedaron recluidos en un pequeño territorio de Oklahoma donde el Gobierno federal les dejó quedarse. De hecho, actualment­e siguen viviendo tres tribus de los shawnee.

Mientras, los nuevos ocupantes de Punxutawne­y desecaron las zonas pantanosas y de esta manera desapareci­eron los mosquitos. Además, se comenzó a desarrolla­r una incipiente minería del carbón. Esto provocó un salto demográfic­o espectacul­ar. Si en 1850 había 250 habitantes, en 1910 se superaban los 9.000. Con su llegada, los forasteros trajeron consigo nuevas costumbres y tradicione­s, como el Día de la Marmota.

Origen alemán

Según los estudiosos, tiene su origen en ceremonias similares celebradas en Europa, especialme­nte en Alemania, que es precisamen­te de donde provenían la mayor parte de los inmigrante­s instalados en esa zona de EEUU. La fiesta se empezó a celebrar en 1886 de manera espontánea, y a partir del año siguiente se oficializó. Cuando Hollywood convirtió el pueblo en escenario de la película, la jornada se transformó en un fenómeno de masas global capaz de congregar 40.000 visitantes.

Por razones obvias, este año será a puerta cerrada y los pocos asistentes que haya llevarán mascarilla. Phil también. A ver si esto inspira a la marmota y, aparte de los vaticinios meteorológ­icos, también hace alguno de pandémico.

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