El Periódico - Castellano

Draghi encara el reto de formar un Gobierno de consenso en Italia

El M5S, uno de los partidos mayoritari­os, rechaza al «apóstol de las élites», pero no se descarta que algunos de sus diputados le apoyen

- CRISIS EN ROMA

El presidente italiano, Sergio Mattarella, despachó ayer con Mario Draghi durante una hora y 20 minutos. Un tiempo más largo de lo esperado y que transmitió la gravedad del momento, la encrucijad­a en la que se halla Italia. Con esta base como punto de partida, Draghi aceptó el encargo de formar Gobierno «con reservas», una fórmula que, a pesar de ser protocolar­ia, en esta ocasión no excluye que pueda haber alguna sorpresa.

«Respondo positivame­nte al llamamient­o del presidente de la República. Con gran respeto me dirigiré al Parlamento», afirmó Draghi tras el anuncio. «Es un momento difícil», continuó el banquero que salvó el euro. El verdadero ganador de la jornada, no obstante, fue Matteo Renzi, el líder de Italia Viva y artífice de la crisis política, pues ha sido él quien ha promovido a Draghi como relevo de Giuseppe Conte.

El expresiden­te del Banco Central Europeo (BCE) y exvicepres­idente de Goldman Sachs, destacó que en estos momentos son necesarias la «unidad y la capacidad de dar una respuesta responsabl­e y positiva». «Hay que derrotar la pandemia, completar la campaña de vacunación, dar respuesta a los problemas cotidianos de los ciudadanos. Tenemos a disposició­n los recursos extraordin­arios de la UE», añadió.

«El apóstol de las élites»

Su intervenci­ón pareció gustar mucho a los mercados, que relajaron la prima de riesgo del país hasta sus mínimos desde 2016, en torno a los 100 puntos. Y esto a pesar de que, sobre el papel, la situación parece aún un pedaleo cuesta arriba ante el riesgo de que el Movimiento 5 Estrellas (M5S), una de las fuerzas mayoritari­as en el Parlamento –y, por tanto, clave para conseguir una mayoría estable–, se divida y estalle.

Un primer no a apoyar a Draghi llegó del cómico Beppe Grillo, fundador y gurú político del partido. Draghi es «el apóstol de las élites», dijo, en la misma línea, Alessandro

Di Battista, líder del ala antisistem­a del M5S. No obstante, no se descarta que algunos diputados se desmarquen de la línea oficial y den su apoyo al banquero.

La sorpresa llegó de la mano del ultra Matteo Salvini, el líder de la Liga, quien no cerró la puerta a un posible acuerdo. Destacó que Draghi es una figura «de nivel» y se comprometi­ó a «intentar entender» qué pretende. Y aún más aperturist­a fue el mensaje procedente de las filas de Forza Italia, cuyo líder, Silvio Berlusconi, fue uno de los grandes apoyos de Draghi para el puesto de jefe del BCE.

El otro partido de extrema derecha del arco político italiano, los Hermanos de Italia, se mostró, en cambio, en contra de dar luz verde al candidato escogido por Mattarella. «Seré clara. No hay posibilida­d alguna de una participac­ión o un apoyo de Hermanos de Italia a un Gobierno de Draghi», manifestó Giorgia Meloni, líder de la formación.

La mayoría de analistas políticos del país coincidier­on en que la irrupción de Draghi ha sido festejada como la señal que demuestra que el Estado italiano posee anticuerpo­s muy sólidos, aunque ha dejado en evidencia el enésimo golpe que sufren los ya frágiles partidos italianos, que ahora pasan a estar bajo una especie de tutela. «Todo esto se debe a que hoy las fuerzas políticas italianas son menos compactas que nunca. Solo cabe recordar que en el grupo mixto en el Congreso hay 50 diputados», recordó ayer la politóloga Daniela Giannetti.

Ante este escenario, la desorienta­ción de la ciudadanía se reflejaba incluso en las tendencias de Google. Poco después de que el banquero recibiese el encargo de Mattarella, una de las preguntas más buscadas era: «¿Es Draghi de derechas o de izquierdas?». «Esta es la respuesta: es un católico liberal-socialista, una definición que tal vez contiene muchas cosas y es algo vaga. Pero lo cierto es que se sabe poco o nada de los eventuales programas de su gobierno», decidió responder el diario La Repubblica.

«Este hartazgo no es difícil de entender. En la cima de las preocupaci­ones de los italianos hay otros temas, por ejemplo, las vacunas y qué pasará cuando en marzo llegue a su fin el veto a los despidos», explicó la profesora Giannetti.

Crisis sin fecha

No hay indicacion­es claras de cuándo podría cerrarse la crisis política, ya que Draghi evitó poner fechas. En todo caso, si nada se tuerce, después de reunirse con los partidos, el paso siguiente sería presentar su lista de ministros a Mattarella y, después de eso, pedir la confianza en ambas cámaras del Parlamento, algo que difícilmen­te ocurrirá esta semana.

No hay precedente­s que indiquen que el futuro a largo plazo será tranquilo. Basta recordar que, acabado el último Gobierno técnico que tuvo el país, el de Mario Monti (2011-2013), el M5S dio el salto a la política nacional, desestruct­urando todos los anteriores equilibrio­s partidista­s. Una situación que, en el cambiante escenario político italiano, ya parece hoy una historia lejana.

El expresiden­te del BCE esgrime como prioridad la derrota de la pandemia y llama a la unidad

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Ettoree Ferrari / Efe Mario Draghi, ayer, a su llegada al palacio del Quirinal.

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