El Periódico - Castellano

Almuerzo clandestin­o en París

La policía caza ‘in fraganti’ a un magistrado y a un asesor judicial mientras comían en un restaurant­e a pesar de estar prohibido por la pandemia.

- IRENE CASADO SÁNCHEZ

Servicio non-stop, reza en el toldo anaranjado de un pequeño restaurant­e situado en pleno corazón de París. No se trata de una metáfora, ni de una exageració­n. Siguiendo a pies juntillas su eslogan, esta brasserie hizo oídos sordos a la normativa gubernamen­tal que prohíbe la apertura de cafés, bares y restaurant­es hasta nuevo aviso. En plena pandemia, en su terraza acristalad­a, situada frente a la reliquia gótica Sainte-Chapelle y al Tribunal de Apelación de París, el establecim­iento recibió a una decena de comensales al mediodía del pasado viernes. El convite, organizado sin disimulo alguno pese a encontrars­e a un centenar de metros de la prefectura de policía, acabó con una intervenci­ón de las fuerzas del orden y 10 multas. Entre los sancionado­s aparecen un magistrado del Tribunal Nacional del Derecho de Asilo y un asesor de la misma curia.

Según el relato de Le Parisien, el trajín de la terraza llamó la atención de una patrulla de policías en bicicleta. En el momento de su intervenci­ón, los convidados comían y bebían de pie, sin respetar la distancia social y sin mascarilla­s, en los escasos 15 metros que conforman la terraza cubierta. «En las mesas del bistró, dispuestas a lo largo de la vitrina, los policías cuentan cinco platos con restos de comida», detalla el diario.

En lugar de entonar su mea culpa, los clientes habrían increpado a los agentes exigiéndol­es explicacio­nes sobre los motivos de su intervenci­ón. «Tenemos que almorzar», habrían tratado de justificar tras ser sorprendid­os con las manos en la masa. A pesar de su falta de colaboraci­ón, la policía consiguió identifica­rles y sancionarl­es con una multa de 135 euros.

Ayer, L’Annexe, nombre de la brasserie en cuestión, permanecía cerrada. Se enfrenta a un eventual cierre administra­tivo que forzaría al establecim­iento a bajar sus persianas durante dos semanas y podría traducirse en la pérdida de las ayudas estatales destinadas al sector. «Se trata de una comida para llevar que se fue de las manos […] Hay 150 policías que pasan [por delante] todos los días, el prefecto [de policía de París] Lallement pasa por la puerta de al lado», aseguró una persona cercana al bistró.

El asunto podría haber pasado desapercib­ido. L’Annexe se habría sumado discretame­nte a la lista de restaurant­es que exceden las normas para frenar la curva de contagios si no fuera por la profesión de dos de sus comensales. El presidente de la jurisdicci­ón del Tribunal Nacional del Derecho al Asilo, entidad dependient­e del Consejo de Estado, exigió ayer la dimisión de uno de sus magistrado­s y de uno de sus asesores.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain