Ander Mirambell
SKELETONISTA
El deportista barcelonés, primer europeo en ganar dos Copas América, se apresta a disputar su 11º Campeonato Mundial de skeleton, en un momento deportivo que define como su «tercera juventud».
Después de tres lustros dando batalla, el primer piloto europeo en conquistar dos copas América sigue poniendo su trineo a más de 130 km/h y frecuentando los 15-20 primeros puestos de la clasificación. Pendiente siempre de lo que hace el Espanyol e inmerso en proyectos diversos (presentó el programa de tele Insólitos y ahora está al frente de Zumbados), Ander Mirambell conversa sobre esta temporada en la que, además, intenta conciliar la competición con la crianza de su hijo Kai.
— ¿Vive una segunda juventud?
— ¡Segunda o tercera! (Risas) Estoy viviendo algo que ni había soñado. El otro día, en Saint Moritz, fui el único piloto en hacer dos bajadas a 134 km/h. Uno ya no asume las carreras como cuando tenía 23 años, el físico no es el mismo, pero se compensa con el pilotaje y la experiencia. Cuanto más extremas son las condiciones, mejor para mí. Lo que nos diferencia a los pilotos de la generación del 82-83-84 de los actuales es que dominamos más el pilotaje. Ellos son más velocistas, pero no tienen tanta técnica.
— Lleva haciéndolo desde 2005. Pocos pilotos tienen tanta cuerda. ¿A qué atribuye este nuevo pico en su carrera?
— Es una combinación de pilotaje, cuestión mental y de tener un material competitivo.
— ¿Qué cambió en lo mental?
— Mi nivel mental ha mejorado mucho. Hago hipnosis, visualización, preparación mental para ir tranquilo en el trineo. Es un tema de coco, de estar relajado y, así, cuando hay una nevada como la del otro día, en lugar de ponerme nervioso, me lo tomo como un reto, como si fuera un niño; es mágico.
— ¿Cómo lo ha conseguido?
— A través de la hipnosis, que he trabajado con el mentalista Luis Pardo. Hicimos un plan, un protocolo para trabajar el subconsciente. En las carreras, hay que tomar decisiones en décimas de segundo sobre cosas imprevistas. Hacerlo sin miedo es muy importante. Cuando bajas a 140 km/h y el trineo resbala o la pista está demasiado rápida, puedes acabar en el hospital. Si tomas la decisión correcta, la cosa puede cambiar. La capacidad de decisión se puede trabajar con la hipnosis y las lesiones, también.
— ¿Sigue trabajando esa técnica?
— Por cuestión económica, ahora intento hacer autohipnosis con todo lo que he aprendido. Siempre trato de invertir en mí mismo, añadir herramientas a mi mochila.
— Hablaba de material competitivo, ¿tiene más medios que en temporadas anteriores?
— El trineo que tengo es de gama media; con los recursos que tiene la Federación, es lo máximo a lo que podemos aspirar. Pero lo que nos está funcionando es que hemos simplificado las cosas: por el covid, nos han reducido los entrenamientos y solo tenemos dos. Si pruebo muchas cosas, me puede dificultar las elecciones. Esta temporada no es para probar: hay que simplificar. No tenemos recursos para un entrenador; yo soy mi propio entrenador. Otros equipos tienen a cinco o seis personas de staff. Pero creo que la queja no me va a hacer evolucionar. Yo prefiero usar esa energía en fijarme en lo que hacen los demás e intentar evolucionar.
— A parte del número de entrenamientos, ¿qué otras cosas ha cambiado el coronavirus?
— Ahora no vamos a hoteles, sino a apartamentos, seguimos un protocolo y viajamos en furgoneta para poder cambiarnos allí y mantener nuestra burbuja. La otra semana fue la primera que no hubo ningún positivo entre las 120-130 personas de la Copa del Mundo.
— ¿Y en lo personal?
— Ha sido bastante complicado y duro porque tengo un peque de poco más de un año y hemos estado bastante aislados, viendo a la familia en la calle. Iba a entrenarme, iba a comprar y poco más.
— ¿Cómo concilia la paternidad con la competición?
— No es fácil. En diciembre, cuando me marché, Kai aún no caminaba; ahora sí y me he perdido todo eso. Nuestra sociedad aún no está preparada para afrontar como debería muchas de las cosas que implica la maternidad y la paternidad. En nuestro caso, Irina, mi pareja, es quien se ha ocupado principalmente de la crianza de Kai hasta ahora. Ella es entrenadora de sincronizada y, ahora, por el coronavirus, tiene más complicado trabajar porque varios de sus proyectos eran en Sudamérica. Más adelante, me tocará a mí. Alucino con la interacción que Kai tiene conmigo: intenta tocarme a través de la tele. Cuando me saco el casco, me saluda. Y cuando sale el siguiente, se pone a llorar porque quiere seguir viéndome.
«He mejorado mucho gracias a la hipnosis, con el mentalista Luis Pardo» «Nuestra sociedad no está preparada para afrontar como debería mucho de la paternidad»
— Usted no vive del skeleton. ¿En qué punto está laboralmente?
— Sobrevivo. Ya no estoy en la Liga Sports, donde estuve del 2014 al 2020. Son momentos complicados y, económicamente, estoy en modo reserva porque no tengo un trabajo estable, si bien he tenido ofertas que, por un motivo u otro, no se han dado, como ser director general de un club de Segunda División.
— Dígame para acabar, ¿está sufriendo mucho con el Espanyol?
— Con el Espanyol sufro bastante, si bien sufrí más el año pasado. Pero la Segunda es una división muy dura, con muchos partidos y, si entras en una mala dinámica, las cosas se pueden complicar. Espero que no sea así y que la próxima temporada estemos de nuevo en Primera.