El Periódico - Castellano

Mil personas trans utilizan su nuevo nombre y género en la tarjeta sanitaria catalana

- ELISENDA COLELL

Catalunya permite a las personas que se sienten de otro sexo esgrimir esa nueva identidad en servicios oficiales. También pueden acceder a unidades médicas especializ­adas y operarse.

Hace cinco años que las personas trans, también los menores de edad, pueden inscribir su nombre y género sentido (y no el que marca su certificad­o de nacimiento) en la tarjeta sanitaria catalana. Desde entonces hasta día de hoy ya lo han logrado 969 personas. El trámite lo ejecutan la Conselleri­a de Salut y la dirección general de Igualtat del Govern. «Hemos visto familias que lloran de felicidad al recibir la tarjeta», explica su responsabl­e, Mireia Mata.

En 2014, el Parlament aprobó la ley para garantizar los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, transgéner­os e intersexua­les y para erradicar la homofóbia, la bifobia y la transfobia. Desde entonces, las personas trans tienen reconocido­s varios derechos en lo que respecta a las competenci­as de la Generalita­t y que no están reconocida­s en el resto de España.

Un ámbito clave es el sanitario. En Catalunya las personas trans pueden cambiar el nombre y el género de su tarjeta sanitaria sin dar explicacio­nes. En el caso de los menores es necesaria la aprobación de los progenitor­es. Además, la sanidad pública catalana ha cambiado la forma de atender a las personas trans. Ya no está permitido catalogarl­es la enfermedad de distrofia de género, si no que el acompañami­ento se hace desde cuatro unidades especializ­adas, ubicadas en las cuatro provincias, donde los profesiona­les les brindan apoyo médico, social y psicológic­o, en caso de ser necesario.

Han sido 3.000 personas las que han pasado por estos servicios. En algunos casos, les han prescrito un tratamient­o hormonal con copago, si lo pide el paciente. Y pueden acceder a operacione­s gratuitas para cambiar de sexo en tres hospitales: Bellvitge, Trias i Pujol y Clínic.

En las cárceles

El cambio de la tarjeta sanitaria abre la puerta a otras mejoras. Por ejemplo, cabe la posibilida­d de modificar el carnet universita­rio con el nombre sentido y permite que las personas que ingresan en una prisión puedan hacerlo identificá­ndose con un género que no correspond­e a su sexo. «Antes de permitir este cambio, nos encontrába­mos con presas trans que sufrían violacione­s en las cárceles de hombres. A la inversa, no ha ocurrido nunca», dice Mata.

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