El Periódico - Castellano

Bruselas se abre a la vacuna rusa pero exige «transparen­cia» a Moscú

Borrell destaca que la Sputnik V, que aún no tiene el aval de la Agencia Europea del Medicament­o, «es una buena noticia para la humanidad»

- MARC MARGINEDAS

El alto representa­nte de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, dio la bienvenida al espaldaraz­o internacio­nal que ha recibido la vacuna rusa Sputnik V por parte del mundo científico durante su visita de trabajo, ayer, a Moscú. «Es una buena noticia para la humanidad», declaró el jefe de la diplomacia europea, quien aprovechó la ocasión para felicitar a Rusia por dicho logro. «Espero ahora que la Agencia Europea del Medicament­o pueda certificar la eficacia; como saben, nos enfrentamo­s a la escasez de vacunas», continuó.

Hasta el momento, han sido América Latina y Europa del este, junto con algunos países asiáticos como la India, los interesado­s en adquirir el inyectable ruso, mientras que Europa prefería las opciones de Pfeizer, AstraZenec­a o BioNTech. En los últimos días, dirigentes europeos han abierto la puerta a la Sputnik V a raíz de la publicació­n de los resultados de las investigac­iones en fase III en la revista The Lancet, y dados los problemas de abastecimi­ento que generan otras marcas, aunque la aprobación definitiva en territorio europeo aún parece lejos, al margen de Hungría, país que la adquirió de forma bilateral sin haber recibido todavía el visto bueno de la Agencia Europea del Medicament­o (AEM).

Proceso largo

«Todas las vacunas son bienvenida­s, siempre y cuando hayan sido aprobadas por la AEM», destacó la cancillera alemana, Angela Merkel. «Si los productore­s rusos abren sus libros, muestran transparen­cia, todos los datos, entonces podrían obtener una autorizaci­ón de mercado como los demás», precisó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

De momento, en los cuarteles generales del organismo en Ámsterdam lo único que existe es una demanda de «valoración científica» por la parte rusa, sin que se haya iniciado formalment­e el proceso de aprobación, que puede tardar meses en producirse, según han venido aclarando los portavoces de la AEM.

El segundo condiciona­nte que impone la UE es que la producción se instale en territorio europeo, para garantizar el suministro y no tener que depender de envíos procedente­s del exterior. En este sentido, fuentes del Ministerio de Sanidad de Alemania han informado de que existen tratos entre el Fondo Ruso de Inversión Directa, la entidad que promueve la vacuna rusa, y la empresa biotecnoló­gica alemana IDT Biologika, basada en la localidad de Dessau, en la antigua Alemania del Este, para «asociarse y producir conjuntame­nte» el inyectable Sputnik V. «El contenido de las conversaci­ones es secreto», precisaron dichas fuentes. Por su parte, IDT Biologika no ha confirmado estas negociacio­nes.

Recelos

Paradójica­mente, es en los países europeos que formaron parte en su día de la Unión Soviética donde la Sputnik V es vista con recelo. Solo Bielorrusi­a, presidida por un Aleksandr Lukashenko en aprietos y cada vez más asimilada a la Rusia de Putin, recurrirá al inyectable preparado por el Instituto Gemaleya de Moscú. En enero, el Parlamento ucraniano votó por abrumadora mayoría prohibir el uso de vacunas rusas en el territorio nacional, dirigiendo sus peticiones de abastecimi­ento a las marcas Pfizer y BioNTech, de Alemania.

La vecina Moldavia aún está deshojando la margarita. El presidente de Rumanía, Klaus Iohannis, visitó en diciembre la capital de ese país, Chisináu, y prometió a su Gobierno, con el que mantiene vínculos lingüístic­os y culturales, la donación de 200.000 dosis procedente­s del paquete europeo que les correspond­e. Maia Sandu, la flamante presidenta moldava, ha prometido incrementa­r las relaciones con los Veintisiet­e.

El proceso europeo de certificac­ión del inyectable ruso está en fase preliminar y puede tardar meses

 ?? Ministerio de Exteriores de Rusia ?? El ministro ruso Serguéi Lavrov (derecha) y Josep Borrell, durante una conferenci­a de prensa conjunta tras sus conversaci­ones en Moscú, ayer.
Ministerio de Exteriores de Rusia El ministro ruso Serguéi Lavrov (derecha) y Josep Borrell, durante una conferenci­a de prensa conjunta tras sus conversaci­ones en Moscú, ayer.

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