Bruselas se abre a la vacuna rusa pero exige «transparencia» a Moscú
Borrell destaca que la Sputnik V, que aún no tiene el aval de la Agencia Europea del Medicamento, «es una buena noticia para la humanidad»
El alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, dio la bienvenida al espaldarazo internacional que ha recibido la vacuna rusa Sputnik V por parte del mundo científico durante su visita de trabajo, ayer, a Moscú. «Es una buena noticia para la humanidad», declaró el jefe de la diplomacia europea, quien aprovechó la ocasión para felicitar a Rusia por dicho logro. «Espero ahora que la Agencia Europea del Medicamento pueda certificar la eficacia; como saben, nos enfrentamos a la escasez de vacunas», continuó.
Hasta el momento, han sido América Latina y Europa del este, junto con algunos países asiáticos como la India, los interesados en adquirir el inyectable ruso, mientras que Europa prefería las opciones de Pfeizer, AstraZeneca o BioNTech. En los últimos días, dirigentes europeos han abierto la puerta a la Sputnik V a raíz de la publicación de los resultados de las investigaciones en fase III en la revista The Lancet, y dados los problemas de abastecimiento que generan otras marcas, aunque la aprobación definitiva en territorio europeo aún parece lejos, al margen de Hungría, país que la adquirió de forma bilateral sin haber recibido todavía el visto bueno de la Agencia Europea del Medicamento (AEM).
Proceso largo
«Todas las vacunas son bienvenidas, siempre y cuando hayan sido aprobadas por la AEM», destacó la cancillera alemana, Angela Merkel. «Si los productores rusos abren sus libros, muestran transparencia, todos los datos, entonces podrían obtener una autorización de mercado como los demás», precisó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
De momento, en los cuarteles generales del organismo en Ámsterdam lo único que existe es una demanda de «valoración científica» por la parte rusa, sin que se haya iniciado formalmente el proceso de aprobación, que puede tardar meses en producirse, según han venido aclarando los portavoces de la AEM.
El segundo condicionante que impone la UE es que la producción se instale en territorio europeo, para garantizar el suministro y no tener que depender de envíos procedentes del exterior. En este sentido, fuentes del Ministerio de Sanidad de Alemania han informado de que existen tratos entre el Fondo Ruso de Inversión Directa, la entidad que promueve la vacuna rusa, y la empresa biotecnológica alemana IDT Biologika, basada en la localidad de Dessau, en la antigua Alemania del Este, para «asociarse y producir conjuntamente» el inyectable Sputnik V. «El contenido de las conversaciones es secreto», precisaron dichas fuentes. Por su parte, IDT Biologika no ha confirmado estas negociaciones.
Recelos
Paradójicamente, es en los países europeos que formaron parte en su día de la Unión Soviética donde la Sputnik V es vista con recelo. Solo Bielorrusia, presidida por un Aleksandr Lukashenko en aprietos y cada vez más asimilada a la Rusia de Putin, recurrirá al inyectable preparado por el Instituto Gemaleya de Moscú. En enero, el Parlamento ucraniano votó por abrumadora mayoría prohibir el uso de vacunas rusas en el territorio nacional, dirigiendo sus peticiones de abastecimiento a las marcas Pfizer y BioNTech, de Alemania.
La vecina Moldavia aún está deshojando la margarita. El presidente de Rumanía, Klaus Iohannis, visitó en diciembre la capital de ese país, Chisináu, y prometió a su Gobierno, con el que mantiene vínculos lingüísticos y culturales, la donación de 200.000 dosis procedentes del paquete europeo que les corresponde. Maia Sandu, la flamante presidenta moldava, ha prometido incrementar las relaciones con los Veintisiete.
El proceso europeo de certificación del inyectable ruso está en fase preliminar y puede tardar meses