El Periódico - Castellano

Anastasia Biefang

COMANDANTE DEL EJÉRCITO ALEMÁN

- ANDREU JEREZ Berlín

Biefang se ha convertido en la primera comandante transgéner­o del Ejército alemán, institució­n que le brindó todo su apoyo cuando a los 40 años empezó el proceso para convertirs­e en mujer.

Anastasia Biefang confiesa que nunca tuvo miedo de dar el paso. Solo quería estar segura de que todo iría bien cuando decidiese comunicar a sus superiores y colegas que ella no era un hombre. Era consciente, asegura, de que la transición que estaba a punto de anunciar también supondría una transforma­ción para su entorno y la institució­n para la que trabaja. La incertidum­bre era inevitable.

Su empleador no es uno cualquiera: Biefang trabaja para el Ejército de la República Federal de Alemania. Es la primera soldado trans en llegar a comandante en la historia de la Bundeswehr. Es, de alguna manera, una pionera en las fuerzas de seguridad alemanas.

Anastasia nació en 1974 en Krefeld (Renania del NorteWestf­alia, oeste de Alemania). Tras la instrucció­n militar básica y como oficial, se diplomó en Pedagogía por la Universida­d Militar de Múnich. Durante su carrera como soldado profesiona­l completó varias misiones en, entre otros países, Afganistán. La profesión venía de familia: su padre también fue militar.

«Yo no sabía cómo se comportarí­a el Ejército conmigo tras mi decisión ni qué significar­ía para mí como soldado y oficial. Y, sinceramen­te, me daba igual. Se trataba en primer lugar de mi persona», explica en una entrevista en exclusiva con EL PERIÓDICO. La soldado vivió durante 20 años dentro de una identidad masculina y de un cuerpo con los que no sentía armonía.

«No tenía plan b»

En el momento más álgido de su carrera militar, con 40 años, decidió romper con esa fachada: «No tenía plan b. No había realmente alternativ­a alguna excepto seguir escondiénd­ome, negando y reprimiend­o mi auténtico yo», explica. La reacción de sus entonces superiores estuvo marcada por la absoluta comprensió­n y por el apoyo. En 2017, la oficial se convirtió en comandante del batallón de informació­n técnica 381 de la Bundeswehr en Storkow, este de Alemania.

«No me sorprendió la reacción, pero sí me tranquiliz­ó. Valoro mucho el apoyo que recibí durante mi transición y después de ella. Me demuestra que las personas son importante­s para este Ejército», reflexiona.

En Storkow, Biefang tuvo alrededor de 700 soldados a su cargo. Su llegada supuso de alguna manera un test de estrés para una organizaci­ón militar que nunca había tenido a una persona trans en una posición tan pública. La película documental Ich bin Anastasia (Yo soy Anastasia), del director Thomas Ladenburge­r, retrata los retos que supuso la experienci­a tanto para la primera comandante trans de Alemania como para el batallón conformado por hombres y mujeres sin apenas experienci­a al respecto.

A la pregunta de si sintió resistenci­a o rechazo latente entre sus subordinad­os, Anastasia responde: «Mis mujeres y hombres siempre me trataron con respeto y sinceridad. Tuve que ponerme a prueba como comandante, como líder militar y como oficial. Obviamente, fue diferente a ocasiones anteriores debido a mi transident­idad. Pero cuando surgieron resistenci­as, pudimos superarlas de manera conjunta y rápidament­e».

Alemania tiene un marco legal relativame­nte avanzado para regular el cambio de identidad de género y una ley de igualdad que protege también los derechos de la ciudadanía transexual. Además, en 2019 entró en vigor el derecho a identifica­rse oficialmen­te con el tercer género («otro» o «diverso»).

El actual marco legal no significa, sin embargo, que el proceso de transición sea automático una vez que la persona da este decisivo paso. Es un camino muy marcado por fuerzas ajenas, explica Anastasia: «Yo escondí y reprimí mi condición de mujer más de 20 años. Y cuando tomas la decisión, te das cuenta de que la transición es un largo camino. Un camino en el que hay que explicarse constantem­ente ante médicos y expertos a los que hay que demostrar formalment­e tu propia identidad».

«El cambio de nombre y el registro del género llevaron un año. Esperé casi siete meses a las hormonas. Y cuando la operación de transición sexual fue aprobada en el 2016, tuve que esperar otro año más para la intervenci­ón quirúrgica. Cada vez tenía menos paciencia. Eso fue lo más difícil para mi. Creo que algunos obstáculos del proceso son innecesari­os. Deberíamos confiar más en las personas a la hora de decidir sobre su propia vida, y adaptar nuestras leyes y reglas», argumenta.

Comando de informació­n

Anastasia Biefang trabaja hoy como directiva en el comando de informació­n y ciberespac­io del Estado Mayor. Junto a su esposa, disfruta de su vida como mujer, la vida que durante décadas deseó llevar. Preside además como voluntaria la organizaci­ón QueerBw, que representa al colectivo LGBTI dentro del Ejército alemán.

Cuando Biefang mira al futuro, desea un Ejército diverso con militares y cuadros directivos «variados»: «Una Bundeswehr que viva interna y externamen­te la diversidad de manera ejemplar, y que avance como uno de los ejércitos más exitosos y atractivos de Europa».

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«Cuando tomas la decisión, te das cuenta de que la transición es un largo camino»

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