El inmovilismo unilateral español
A menudo se habla de la estrategia de unilateralidad del independentismo, pero nunca del inmovilismo unilateral en el que se han instalado los gobiernos de España. En los últimos 10 años no ha habido ni una sola propuesta del Gobierno de turno que dé salida al conflicto catalán.
Más del 75% de catalanes creen que deberían poder decidir su encaje en España, y la propia Constitución, en su artículo 2, considera Catalunya una nación. Cuando un porcentaje tan elevado de una nación quiere poder decidir su futuro, ¿no debería la democracia prevalecer y adaptar cualquier norma para atender ese anhelo?
Sin ir más lejos, el PSC llevaba hasta 2012 en su programa electoral el derecho a decidir de los catalanes, ya que lo consideraban la solución legítima, justa y democrática. Es más, incluso el
PSOE, en 1974, aprobó que «la definitiva solución del problema de las nacionalidades que integran el Estado español parte indefectiblemente del pleno reconocimiento del derecho de autodeterminación de las mismas…». La única propuesta actual es pasar página. A pesar de que quizá siguen considerando el referéndum como la salida legítima y democrática para Catalunya, no la apoyan, porque ya disponen del resultado que supondría la victoria del no y así, de paso, evitan el riesgo de una posible del sí.
Pese a ser realidades distintas, ni Canadá ni el Reino Unido se agarraron a la excusa de la legalidad para evitar el referéndum, dejando claro que solucionar el conflicto y evitar que se cronifique no es una cuestión de legalidad, sino de valentía, madurez democrática y voluntad política.
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