Personal sanitario saturado
Carmen Alemany
BARCELONA
Pronto hará un año que nos confinaron totalmente durante casi tres meses. Se nos hizo duro, pero hubo algunas cosas no del todo malas: mucha gente podía trabajar desde casa casi en pijama, hicimos bizcochos, gimnasia, estuvimos más por nuestros hijos y nos dimos cuenta de que los sanitarios (mujeres de la limpieza incluidas) estaban haciendo un trabajo extraordinario (muchos enfermaban y también morían) y empezamos a aplaudir. Lo hicimos muchos, muchos días.
Vino el verano, nos dejaron libres e hicimos como si no pasara nada. Parecía incluso que las cifras habían mejorado. Llegó el otoño y, como no había mejorado nada, la cifra de ingresadosfue subiendo. Y para acabar de rematar llegó Navidad y, aunque muchos nos portamos bien, otros lo celebraron como si tampoco pasase nada. Resultado: hospitales saturados.
Cuando decimos hospitales saturados hablamos de médicos, enfermeros, personal de limpieza, etcétera, que lógicamente también lo están, y cada vez más (no pertenezco a ninguno de esos grupos). Se amplían hospitales, pero el personal es más bien justo. Estas personas que velan por nuestra salud están sobresaturadas y, aunque no sé cuanto cobran, seguro que cobran poco para el trabajo que hacen. Además corren el riesgo de contagiarse o de coger una depresión o simplemente de decir: hasta aquí llego, primero es mi familia. ¿Qué pasará cuando nos quedemos sin personal sanitario que nos pueda cuidar? ¿Será suficiente un aplauso?