La grandeza de Bach

La interpretación de ese monumento de la cultura Occidental que es El clave bien temperado de Bach es siempre un acontecimiento. Por sus dos libros pasan, al menos en un par de sus preludios y fugas, todos los estudiantes de piano en algún momento de la carrera. Y aunque fueron creados por el genio bachiano pensando en la enseñanza de los instrumentos de teclado que comenzaban a decantar en los primeros intentos de lo que hoy se conoce como piano moderno, la verdad es que muchos poseen una gran dificultad. Bach exige limpieza de ejecución y equilibrio perfecto en las voces, por eso todos los grandes, de Arrau a Barenboim, no han dudado en incorporar a sus repertorios al menos uno de los dos libros.

Esta vez el ciclo Palau-Bach ha contado para la lectura del primero de ellos –los 24 preludios y fugas que van del BWV 846 al BWV 869 datados en 1722– con la pianista alemana de origen iraní Schaghajegh Nosrati, intérprete especializada en Bach que debutó en el mundo del disco en 2015 al grabar otra joya bachiana como es El arte de la fuga, ganadora de varios concursos y ya con un recorrido destacado en importantes salas y junto a destacadas orquestas, debutando en el Palau en agosto pasado.

Su versión tuvo, sobre todo, una característica que la distingue: un gran equilibrio entre sus partes. En general agilizó los tempi y no se detuvo en contrastes muy marcados, sin romantizar demasiado su interpretación. Las voces siempre sonaron igualmente equilibradas, cuidando el fraseo con elegancia y también la claridad de la articulación –salvo en algún momento, cuando esta pareció resentirse– en una ejecución muy creativa en cuando a dinámicas y agógica, dándose tiempo también para correr de manera virtuosa en algunas de las espectaculares fugas. La grandeza de Bach, un regalo en un momento complejo.