Felipe VI reivindica el papel de su padre en la defensa de la democracia el 23-F
El Rey ensalza la «firmeza y autoridad» de Juan Carlos I frente a los golpistas en un acto al que no fueron los nacionalistas catalanes, vascos y gallegos
«Esa noche yo fui testigo también, todavía niño, de aquel episodio histórico y aprendí el inmenso, el incalculable valor que tiene la libertad para el pueblo español», dijo Felipe VI ayer en la conmemoración del frustrado golpe del 23-F. El muchacho de 13 años al que su padre sentó junto a sí para que le viera trabajar en una noche de altísima tensión acudió al Congreso, llevando él ya canas y corona, a recordar la jornada en que, hace 40 años,
España se lo jugó todo.
El Rey señaló tres factores que neutralizaron aquel «ataque de extraordinaria gravedad»: «El rechazo institucional y ciudadano», «la honda convicción democrática de los parlamentarios y miembros del Gobierno» secuestrados y el hecho de que «el rey Juan Carlos I asumió como Jefe del Estado su responsabilidad y su compromiso con la Constitución».
Ante representantes de un Parlamento formado por diputados que, de media, tenían siete años cuando Tejero y sus guardias entraron disparando, el sucesor de Juan Carlos reivindicó su figura: «Su firmeza y autoridad fueron determinantes para el triunfo de la democracia», dijo.
Felipe VI también reivindicó al presidente Adolfo Suárez, como encarnación de quienes «ofrecieron esa noche, también junto a los medios de comunicación, un ejemplo de coraje».
El Monarca hizo un llamamiento a «defender, proteger y preservar nuestra convivencia en democracia y libertad». Su discurso terminó reafirmando su compromiso para que la Corona sea «una institución que incluya, integre y cohesione a todos los españoles». Subrayándolo, se despidió en euskera, catalán y gallego además de en castellano.
Iglesias justifica su asistencia al acto por ser Unidas Podemos «enormemente institucionales»
Plantón
Ni Pablo Iglesias ni los miembros de Podemos en la Mesa del Congreso Gerardo Pisarello, Gloria Elizo y Javier Sánchez Serna aplaudieron la intervención, con las manos en el regazo mientras el Rey volvía a su asiento. Ya antes, en la puerta del Congreso, Iglesias había cuestionado «que la monarquía sea condición de posibilidad de la democracia». Asistía al acto porque, dijo: «Somos enormemente institucionales».
Su explicación venía al caso de un posicionamiento en rueda de prensa previa al acto, en la que ERC, EH-Bildu, el PNV, Junts, la CUP y el BNG detallaron un plantón conjunto al Monarca. Los partidos independentistas protestaban contra «el blanqueamiento» de la posición de Juan Carlos I ante la asonada y por que sigan aún clasificados numerosos documentos del golpe. «De aquí a muy poco se sabrá el papel real de la Casa Real en
«La firmeza y autoridad de mi padre el 23-F fueron claves para el triunfo de la democracia»
«La democracia es un bien delicado que precisa del mayor cuidado, respeto y dedicación»
«Tenemos la obligación moral y la responsabilidad de fortalecer el camino de libertad y democracia»
«La democracia debe avanzar con espíritu constructivo y sin perder sus fundamentos»
«El rechazo institucional y ciudadano a la ruptura del marco de convivencia fue decisivo para detener el golpe»
el 23-F», sentenció el portavoz de Esquerra, Gabriel Rufián.
Al paso salió María Jesús Montero tras la reunión del Consejo de Ministros: «No hay discusión sobre el papel que jugó don Juan Carlos en la consolidación de la democracia».
Solemnidad
Al comienzo del acto, los representantes de los poderes del Estado recibieron con solemnidad al Rey a las puertas del Congreso, ante la misma fachada por cuyas ventanas, la mañana del 24 de febrero de 1981, salían saltando los guardias civiles atacantes.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y las presidentas del Congreso y el Senado, Meritxell Batet y Pilar Llop, y los de los tribunales Supremo y Constitucional, Carlos Lesmes y Juan José González Rivas, flanquearon a Felipe hasta las escaleras que guardan los leones de bronce.
Dentro saludaron al Monarca los vicepresidentes del Ejecutivo, Carmen Calvo, Pablo Iglesias, Nadia Calviño y Teresa Rivero, el líder de la oposición, Pablo Casado, los componentes de la mesa del Congreso, los ponentes de la Constitución Miquel Roca y Miguel Herrero y los portavoces de los grupos parlamentarios que sí quisieron estar… salvo Pablo Echenique, de Unidas Podemos.
Cómo mueren las democracias
En su salutación, Meritxell Batet también recuperó el papel de Juan Carlos I y de la sociedad ante la asonada, al recordar «la decidida reacción de nuestras instituciones públicas, encabezadas por su majestad el rey don Juan Carlos, para derrotar a los golpistas». La presidenta de la Cámara baja hizo un llamamiento a seguir «el ejemplo de unión, valor y acción que nos brinda la respuesta que se dio hace cuarenta años». Con un guiño a un ensayo muy en boga, reflexionó sobre «cómo mueren las democracias» y citó como amenaza fenómenos modernos, la polarización, la desinformación, que ve tan peligrosos como el del involucionismo de los golpistas.