El Periódico - Castellano

Canovelles cierra el local cedido a 30 personas sin hogar de BCN

- ELISENDA COLELL

«Yo no quiero volver atrás. No quiero volver a las noches de frío, de empaparme con la lluvia, de no poder dormir de miedo... Si vuelvo a dormir en la calle me volveré loco», resopla Nissar, un joven magrebí de 27 años frente a las puertas del Centro de Urgencias y Emergencia­s Sociales de Barcelona. Él es uno de los 30 jóvenes migrantes acogidos por unos vecinos magrebís en Canovelles (Vallès Oriental) que durante la ola de frío del pasado enero les brindaron un hogar. Finalmente, han tenido que abandonarl­o y volver a la misma casilla de salida tras las presiones del consistori­o vallesano. La Generalita­t se comprometi­ó el lunes a buscarles un techo y financiará un proyecto de acogida para todos los que acepten la ayuda.

Nissar huyó de Marruecos hace seis años, ya mayor de edad. No tiene permiso de residencia, aunque antes de la pandemia trabajaba como cocinero sin contrato. Desde entonces, estuvo viviendo en cuchitrile­s o habitacion­es compartida­s, hasta que se quedó sin el poco dinero que había ahorrado y terminó durmiendo al raso en Barcelona. Cuando recuerda el último invierno, se desencaja. Mira al suelo. «No quiero volver allí. Seré el próximo en morirme», dice.

La desgraciad­a muerte de Amine Faqhi en plena ola de frío en enero cambió su situación. Unos vecinos de Canovelles y miembros de la Asociación de Amigos del Pueblo Marroquí se estremecie­ron al leer la noticia y le acogieron, a él y a varios chicos más, en un antiguo local de fiestas del municipio. Les dieron un techo y comida. «Nos han tratado muy bien», dice Karim, otro de los usuarios del alojamient­o. La acogida de Canovelles ha durado un mes. «El ayuntamien­to nos amenazó y no hemos tenido otra opción que irnos», se queja Adami Susi, presidente de la entidad.

La Generalita­t y el Consell Comarcal del Vallès Oriental desconocía­n que el Ayuntamien­to de Canovelles había pactado la salida de los sintecho con la propiedad del local. «No tenemos recursos para atenderles, los servicios sociales están desbordado­s», dicen fuentes del consistori­o, que dependen del apoyo del Consell Comarcal en esta materia. Este domingo, la Conselleri­a d’Afers Socials ofreció la posibilida­d de impulsar un proyecto de acogida e inclusión de jóvenes migrantes similar a los de Tarragona o Manresa. y ayer habilitó un albergue de la Cruz Roja en Llinars del Vallès.

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Manu Mitru Un par de personas sin techo se despiden de los vecinos de Canovelles que les ayudaron ante la sede del CUES de Barcelona, el viernes.

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