Negacionismo y ‘fake news’
La ignorancia es endémica en el ser humano desde su existencia. Y en esta era no es un problema de acceso a la información, sino todo lo contrario. Existe un exceso de información (infoxicación). La información engañosa o directamente falsa (fake news) que transmiten determinados grupos de poder político y mediático maneja a su antojo a ciertas masas que siguen sus preceptos sin cuestionarlos e ignorando cualquier rigor científico antropológico o de sentido común.
De toda esta vorágine de la desinformación han surgido los llamados negacionistas, que lo mismo aseveran que la Tierra es plana como que el fin de las vacunas es implantarnos un microchip para controlarnos. Negar la circunferencia terrestre, o el cambio climático, o la pandemia o la eficacia de las vacunas se ha convertido en el deporte nacional (e internacional) de unos cuantos al albor de los divulgadores de consignas simples y directamente destructivas a través de sus plataformas.
En la Edad Media, cuando la Santa Inquisición se implantó en lo que ahora es España, las masas fueron convencidas de que el demonio amenazaba la fe cristiana y se inició una caza de brujas y demás herejes, a quienes encarcelaban en condiciones infrahumanas o directamente aniquilaban.
Hoy, en pleno siglo XXI, se repite la historia, en un contexto diferente, evidentemente. En lugar de recurrir a deidades el recurso es más mundano. Basta con recordar las recientes imágenes del asalto al Capitolio en Washington para comprender la decadencia de la sociedad a niveles realmente preocupantes. Y todo esto se produce en plena pandemia global, lo cual refleja el individualismo geque se impone sin remedio y la absoluta falta de empatía entre semejantes.