Mercabarna, mercado de mercados
en su entorno.Desde su creación se convirtieron en el centro neurálgico de una sociedad que todavía iba a comprar cada día, porque no existían los modernos sistemas de conservación de alimentos ni los supermercados.
Ellos fueron los pioneros. Después vinieron otros que florecieron allí donde la ciudad los necesitaba, hasta el punto de que ahora hay 39 mercados distribuidos por el municipio. Algunos son del tal belleza que te hacen sentir orgulloso de ir a comprar y la vianda parece que por fuerza tiene que ser más sabrosa cobijada bajo sus tejados.
Durante los años 90 la ciudad apostó por modernizarlos y evitar que la voracidad de las grandes superficies y los centros comerciales se los tragara para siempre. Protegiendo, renovando y haciendo atractivos los mercados se salvan los barrios, porque donde hay un mercado hay vida. Y negocio. Antes de la pandemia, el sector generaba unos 1.000 millones de euros anuales y empleaba a unas 8.000 personas, muchas de las cuales han casi aprendido a andar entre el pescado, la carne y las verduras, porque el 40% de las paradas tienen más de medio siglo. Son negocios que pasan de generación en generación con tanto orgullo como esfuerzo para poder levantar la persiana cada día.
Se ve que este año Barcelona es la Capital Mundial de la Alimentación Sostenible. Pocas cosas hay tan sostenibles como ir al mercado y comprar productos de temporada. Esto salva el planeta pero también la identidad y la manera de hacer de este rincón del Mediterráneo.
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