El Periódico - Castellano

Fresh Sound: de BCN al mundo (pasando por Nueva York)

Jordi Pujol dirige una discográfi­ca clave en el jazz de las tres últimas décadas, con un ingente catálogo que ha superado las 1.000 referencia­s.

- ROGER ROCA

«¿Sabes por qué las multinacio­nales publican discos de jazz? Porque los sellos independie­ntes las empujamos. Siempre ha sido así. Ellos lo hacen por prestigio. Nosotros, por convicción», dice el productor Jordi Pujol Baulenas desde la habitación de casa que le sirve de despacho, virtualmen­te enterrado entre discos. Convicción tiene mucha. Y constancia. Es, dice, su único mérito. Para hablar con Pujol hay que concertar cita tarde. El Presi, como le llaman algunos músicos cercanos, vive con los horarios cambiados. Se encierra en su despacho cuando oscurece y se acuesta cuando despunta el día. Es un hábito que le quedó de las noches que pasó escribiend­o Jazz

en Barcelona 1920-1965, un monumental volumen de más de 500 páginas sobre la historia del jazz en la ciudad que vio la luz en 2005. Si alguien quiere escribir la continuaci­ón de esa historia, tendrá que dedicarle varios capítulos a Pujol.

En 1983, con dos amigos, puso en marcha un sello discográfi­co con la única ambición de reeditar viejas grabacione­s de jazz de la Costa Oeste de Estados Unidos. Tenía un buen trabajo en el sector de la estampació­n, «pero el jazz tiraba más». Viajó a Los Ángeles, conoció a algunos supervivie­ntes de aquella escena olvidada y les propuso volver al estudio. En su primera grabación como productor, un disco del David Pell Octet, consiguió reunir a un grupo de músicos que no grababan juntos desde hacía 20 años. Para Pujol ya no hubo vuelta atrás. Desde entonces viaja cada año a Estados Unidos -solo ha fallado en dos ocasiones, la última por culpa de la pandemia- para cerrar tratos, buscar materiales y mantener su extensa red de contactos.

Hoy maneja un catálogo enorme, probableme­nte único en el mundo, que incluye jazz de todas las épocas, músicas latinas, tango o bandas sonoras y supera las tres mil referencia­s. Contiene tal cantidad de sellos y subsellos que para descifrarl­o haría falta un mapa: de hecho, la referencia 1.000 de su sello dedicado a las reedicione­s de jazz, que supuestame­nte iba a publicarse estos días, en realidad ya se utilizó hace años. Total, que no habrá número redondo. A Pujol no le importa. Ni se había dado cuenta, enfrascado como está en un montón de proyectos al mismo tiempo. «Sacaría aún más discos, pero lo tengo que hacer todo yo». ¿Con la industria del disco en crisis, cómo es viable publicar tantos discos de una música tan minoritari­a? «¿A que no te han contado nunca el secreto de la Coca-Cola? Pues yo tampoco te cuento el mío», y se ríe. La respuesta tiene que ver con haber empezado a trabajar cuando aún se vendían grandes cantidades de discos, y con disponer de un catálogo muy amplio.

Figuras del cambio de siglo

La joya de la corona es la colección Fresh Sound New Talent. Bajo esta marca, Pujol apostó antes que nadie por músicos de Nueva York que han sido las figuras del jazz del cambio de siglo. Los pianistas Brad Mehldau y Robert Glasper, el guitarrist­a Kurt Rosenwinke­l, el trío The Bad Plus o los trompetist­as Avishai Cohen y Ambrose Akinmusire grabaron aquí sus primeros discos y convirtier­on a Fresh Sound New Talent en referencia mundial. Pujol puso en marcha esta marca en 1992 para documentar la escena de Barcelona. La inauguró el disco Piano solo, de Lluís Vidal, uno de los nombres clave en la discográfi­ca. Hasta entonces, los únicos músicos locales que habían grabado para Fresh Sound eran los grupos Onyx y Transatlan­tic y, claro, Tete Montoliu. «¡Es que no había nadie más! Imagina qué ha sido pasar de los ocho o nueve músicos que había entonces a la cantidad de jóvenes y veteranos de nivel que hay ahora». De la efervescen­te escena de los 90, impulsada en gran medida por el Taller de Músics, tuvo en el Jamboree su club de referencia. Pujol recuerda las sesiones alternativ­as que organizaba en el Pipa Club de Plaça

Pujol maneja un catálogo enorme, probableme­nte único en todo el mundo

Mehldau, Glasper, Rosenwinke­l y The Bad Plus grabaron aquí sus primeros discos

«Echo en falta más lugares como el Pipa, que eran nidos de creativida­d» «Sé que por el mundo hay gente esperando a ver lo próximo que saca Fresh Sound»

Reial el músico Alix Levy, hoy al frente del Sunset Jazz Club de Girona. «El Pipa era un nido de creativida­d. Echo en falta más lugares así. Ahora tenemos Robadors 23», dice, en referencia al local del Raval de Barcelona, hoy punto de encuentro de la escena más undergroun­d. En el Pipa se cruzaban músicos locales con jóvenes norteameri­canos que venían de Nueva York y pasaban temporadas aquí, como el saxofonist­a Bill McHenry o el pianista Ben Waltzer. Y todos, los de aquí y los de fuera, se estrenaban con el sello catalán.

En otoño de 1993 ocurrió algo que marcaría el rumbo de Fresh Sound New Talent. Los hermanos Jordi y Mario Rossy, batería y contrabaji­sta, llegaron de Nueva York con un pianista de 23 años, Brad Mehldau. Los Rossy hablaban maravillas del pianista. Pujol grabó sus conciertos en La Cova del Drac y de allí salió When I fall in love, el primer disco a nombre de Brad Mehldau.

En poco tiempo, el pianista firmaba con Warner y daba el salto a la fama. Un sello pequeño no puede retener a nadie, pero la cosa tiene su lado bueno. «Cuando el artista pasa a una discográfi­ca más importante, eso revaloriza los discos que ha hecho contigo», asegura Pujol, y sabe de lo que habla: le ha ocurrido un montón de veces. En 1995, una noche en Nueva York alguien le recomendó un nuevo club, Smalls. Allí vió a músicos que no conocía de nada, pero supo que tenía que grabarlos. Su intuición fue buena. Jordi Rossy hizo de enlace con Nueva York, y a través suyo llegaron a Fresh Sound New Talent decenas de artistas emergentes que dieron forma y personalid­ad al catálogo. Fueron los años gloriosos del sello, que ya suma más de 600 grabacione­s y sigue siendo una referencia internacio­nal.

Editar un disco y distribuir­lo uno mismo por internet es hoy más fácil que nunca, pero al despacho de Pujol llegan cada semana nuevas propuestas. ¿Por qué? «Yo sé que por el mundo hay gente que está esperando a ver qué es lo próximo que saca Fresh Sound New Talent. Y con el alud de discos que salen hoy en día, estar en un sello con buena reputación, para un artista ahora tiene más sentido que nunca».

 ?? Laura Guerrero ?? Jordi Pujol, en su despacho del sello discográfi­co Fresh Sound.
Laura Guerrero Jordi Pujol, en su despacho del sello discográfi­co Fresh Sound.

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