Decálogo del moroso zombi en la crisis coronavírica
En situaciones de crisis como la actual, crece la morosidad. No todos los deudores lo son de forma involuntaria. Los hay que se convierten en lo que en el argot de los recobros se denomina ‘buscaquitas’. En cualquier caso, todos presentan algunas de estas características. O las 10.
Aunque más que la deuda es la ausencia de actividad y de ingresos –la condición necesaria para ser una empresa zombi–, todas las fuentes consultadas sostienen que, en esta crisis, se caracteriza por la deuda y el impago. Pero no todos los zombis lo son contra su voluntad. Entre los autónomos golpeados por la pandemia y agobiados por la deuda, se camuflan los que los recobradores llaman morosos por costumbre, morosos profesionales o buscaquitas. Estos ya conocen todo el proceso, no se amedrentan por las amenazas de pleito y suelen tratar de forzar a sus acreedores a negociar una reducción del débito. Un zombi endeudado de la crisis covid reúne varias de estas características, un auténtico decálogo:
1 NACIDO SIN PULMONES. Una parte muy significativa de negocios que hoy se hallan en coma nacieron sin pulmón, es decir, sin un colchón económico al que agarrarse ante una mala eventualidad. 2 PEDALEO. Estudios elaborados por Iberinform (sociedad de crédito y caución) definen al zombi por su continua refinanciación de la deuda. Es lo que en el mundo de los recobros se acostumbra a denominar de forma coloquial pedaleo. 3 EL TRUCO DE LA AUTOFINANCIACIÓN. «Por no llamarlo morosidad profesional, yo lo llamo autofinanciación sin intereses», explica Enrique Rodríguez, coordinador del Grupo Intercobros y veterano reclamador de deudas. Un autónomo que se queda repentinamente sin ingresos suele tener la tentación de autofinanciarse a base de diferir sus pagos al máximo. 4
CONFIANZA Y DISTANCIA. El moroso profesional –mucho más que el involuntario– prioriza sus impagados según la confianza que ha generado en su víctima a lo largo del tiempo y la distancia física que lo separa de él. El zombi tiene la tendencia a impagar primero a su proveedor más lejano, «y más si es extranjero, ya que tiene muchas menos posibilidades de venir a visitarlo», explica Rodríguez. Un autónomo acosado por la deuda tiene cierta inclinación
a dejar de pagar antes al proveedor cuyo producto (patatas, huevos, detergente, yeso…) pueda encontrar fácilmente en otro sitio. 5
LAS TRES EFES. Con tal de no cerrar, en su paulatina depauperación el zombi acostumbra a recurrirá en algún momento a alguna de las tres efes –family, friends y fools (familia, amigos y tontos o locos) para pedirles dinero. 6
EN BUSCA DE HIPOTECA. En un momento tardío de su crisis, el zombi pequeño suele valorar acudir a un prestamista, generalmente de capital extranjero, con el que hipotecar su negocio o su taller si es propiedad de la sociedad. En la publicidad que se puede ver en internet, numerosas empresas que ofrecen préstamos hipotecarios a empresarios en apuros son las mismas que ofrecen créditos rápidos o reagrupación de otros préstamos a particulares. 7 EVITAR LA LISTA DE MOROSOS. Cuando el autónomo multiplica sus impagos a proveedores, crece la posibilidad de que uno de ellos dé los pasos necesarios para meterlo en un registro de morosos. Es posiblemente lo que más teme el zombi endeudado. Si eso finalmente ocurre, de zombi pasará a muerto, pues ningún banco le querrá dar préstamos nuevos. 8 INMERSIÓN EN AGUAS NEGRAS. El autónomo noqueado se mete de lleno en la economía sumergida. Si puede, seguirá atendiendo a sus clientes, pero ya sin cotizar, ni cobrar, ni pagar el IVA. 9
SIN DINERO PARA CERRAR. El zombi en peor estado tiene un problema para pasar a mejor vida: la alternativa de presentar un concurso de acreedores también le cuesta un dinero que no tiene. 10 AGONÍA LENTA Y MUERTE
RÁPIDA. No es menor la tentación del zombi de dar un persianazo repentino y desaparecer. n