Topando con los grandes
No avanza el Barça de Koeman contra los enemigos serios. Topa una y otra vez, tanto en la Liga como en la Champions. Y el sábado asoma una final de Copa decisiva para el futuro del tierno proyecto. Y, tal vez, del técnico.
No puede el Barça de Koeman contra los grandes. Da igual que sea en la Liga española o en la Champions. Es incapaz de superar esa enorme piedra que se le pone esta temporada en el camino. Tropieza una y otra vez, sin aprender de viejos errores. Sirve el clásico, en sus dos capítulos (Camp Nou y Valdebebas), como ejemplo de esa frustración que atormenta al tierno equipo azulgrana.
Y dentro de una semana asoma
una final de Copa contra el Athletic, que ya le quitó la Supercopa en enero pasado. Un partido, una final y un título necesarios para dar calma al proyecto de Koeman, que se aferra al año de contrato que aún le queda, por mucho que la confianza de Laporta no haya sido visualizada totalmente.
Cero puntos de 9
Todo empezó con el 1-3 del Madrid en el Camp Nou. Y ha terminado, de momento, con el 2-1 del Madrid en la ciudad deportiva blanca. En los duelos directos con los otros dos aspirantes al título, el Barça no ha sumado ni un solo punto. Derrota en el Metropolitano (1-0) y doble caída ante el renacido equipo de Zidane. Cero puntos de nueve posibles, el síntoma de esa debilidad que sacude al reconstruido y frágil conjunto de Koeman, cuyo balance en 10 partidos trascendentes de este curso se salda con seis tropiezos (incluido el doloroso 1-4 del Paris SG, que lo echó de la Champions ya en la ida), apenas tres victorias (0-2 a la Juve en Turín, 0-2 al Sevilla en la Liga y 3-0 al mismo Sevilla para colarse en la final de Copa) y un empate (1-1) que no sirvió para nada en el Parque de los Príncipes. Así balbucea el Barça, ingenuo e inocente, cuando se asoma a los grandes escenarios.
Más allá de los errores arbitrales denunciados por Koeman tras el clásico y reiterados horas después publicando un tuit, el Barça no sabe descodificar los problemas que le plantean los grandes adversarios. «No quiero decir que el Barça ha perdido por el arbitraje. El nivel del equipo no ha sido bueno en la primera parte», reconoció el técnico azulgrana, lamentando la descoordinación defensiva de su equipo, además de los problemas en «el último pase». El Barça llegó bien hasta Messi y Pedri. Pero después no supo rentabilizar ese dominio. El Madrid esperó y lo fulminó al contragolpe, acurrucado como quedó después bajo el larguero de Courtois, que escupió el venenoso disparo del atrevido Ilaix.
Ese profundo déficit estructural delata la fragilidad del Barça ante los grandes. No halla soluciones Koeman. Tampoco encuentra recursos en esa extraña plantilla con la que se encontró al llegar en agosto pasado, con el humo del incendio de Lisboa todavía caliente, porque las estrellas, Messi al margen, no le dan soluciones.
Cuando Leo no está lúcido y certero en el remate, como ocurrió el sábado en Valdebebas, el problema adquiere rango de verdadero drama. Drama porque ni Dembéle ni tampoco Griezmann marcan las diferencias.
Tras Leo, que es el Pichichi de la Liga, con 23 tantos, aparece muy lejos Griezmann, con ocho goles en 28 jornadas, seguido de Dembélé: cinco en 24. Y Ansu Fati, que no juega desde inicios de noviembre, es el cuarto máximo realizador: cuatro tantos en solo siete jornadas. Y en el horizonte se adivina una Copa decisiva.