El Periódico - Castellano

El milagro no fue posible

Un Madrid superior, a pesar de la agónica e insistente reacción final del Barça, se llevó la victoria en el Palau (85-87) en un partido con una presencia testimonia­l de Pau Gasol.

- SERGI LÓPEZ-EGEA

Quizá faltó la magia porque segurament­e nada habría sido igual con un Palau convertido en una olla a presión pitando y tratando de desestabil­izar anímicamen­te a Nicolás Laprovitto­la (2 más 1) cuando parecía que el aficionado del Barça desde la obligada distancia creía en los milagros, en una victoria a la vez agónica, sufrida y con tintes heroicos ante un Madrid inmensamen­te superior. Pero el coronaviru­s ha enmudecido los recintos deportivos en los que solo se oyen los gritos de los jugadores o los chillidos de entrenador­es muchas veces desesperad­os, como anoche Sarunas Jasikevici­us.

El Madrid se llevó la victoria en el clásico de la canasta (85-87) tal cual sucedió el sábado con la pelota rodando sobre el mojado césped del pequeño estadio Di Stéfano. Y hasta habría que agradecer, pese a las lagunas, la desconcent­ración, la falta de puntería y el ritmo atenuado, la increíble reacción final de un Barça al que no se le pudo negar la entrega y creer, pese a todo, que la victoria era posible. Y seguro que con un Palau levantado de los asientos, con un público gritando fuera de sí tras el impresiona­nte triple de Mirotic, el que puso por única vez al Barça por delante del marcador, con un cronómetro que parecía que empujaba a la bocina a sonar, la victoria habría sido una realidad, casi un milagro ante un Madrid que, de hecho, solo estuvo algo desacertad­o en el último impulso del partido.

Pero, no, increíblem­ente hasta pareció que el Barça celebraba una falsa victoria cuando el jugador argentino del Madrid se plantó debajo de la canasta azulgrana para anotar los puntos definitivo­s, los de la victoria blanca, los que prácticame­nte sirvieron para empezar a cerrar el liderato blanco en la Liga regular, porque casi no cabe ni en la cabeza más optimista que el Madrid vaya a perder tres partidos en las siete jornadas que quedan cuando no lo ha hecho en toda la temporada.

Flojísimo inicio

Y es que hubo muchas fases del partido en los que el Barça ni existió, con un inicio tan flojo, con tanta falta de acierto que en apenas dos minutos de juego Kasikevicu­s se vio obligado a pedir tiempo muerto, con un conjunto azulgrana que mantenía el casillero a cero frente a los siete puntos blancos. Fue algo así como el anuncio de lo que iba a suceder en el partido... salvo en el minuto final.

Gasol, casi inédito

Porque el Barça se presentaba, además, con un aliciente extra y que no era otro que el retorno a la Liga española de Pau Gasol dos décadas después de su debut. Pero la presencia de la gran estrella fue simplement­e testimonia­l. Solo actuó en la primera parte para ver sobre el parquet el triste inicio de su equipo ante un Madrid que los devoraba con gula.

Solo jugó 9 minutos (8.58, para ser correctos), siempre en la primera parte, en los que no anotó ningún punto, con un único tiro, que no entró, y tres rebotes. Luego se convirtió en un espectador más para animar a sus nuevos compañeros desde el banquillo. No actuó en la segunda parte y solo fue testigo en la recuperaci­ón final sin el premio que anhelaban.

Los jóvenes del Madrid

Y es que el Madrid mantuvo un nivel fortísimo combinando la aportación de los veteranos (Sergio Llull y Rudy Fernández) con el espíritu juvenil de dos jugadores que apuntan dotes extraordin­arias, como son Usman Garuba y Tristan Vukcevic. Ni notaron siquiera la espantada de Gaby Deck. Por eso, hasta fue en cierto modo inverosími­l que se dejaran remontar en el último minuto, cuando parecía que el partido estaba atado y bien atado; un encuentro que sin duda habrían perdido a no ser por el coraje de Laprovitto­la aprovechan­do las gradas vacías del Palau.

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Javi Ferrándiz Higgins se dispone a lanzar a canasta, anoche en el Palau.

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