Una criatura geológica llamada volcán
Las erupciones con consecuencias catastróficas siempre han causado curiosidad, y hay literatura de sobra para conocer más acerca de ellas
La erupción en Islandia vuelve a poner el foco sobre los volcanes, esos gigantes que han causado algunos de los peores desastres de la historia y que el principito más famoso deshollinaba cada mañana en su planeta. Símbolo en literatura y objeto de profusa difusión científica, han fascinado siempre.
Empecemos por aquí, por qué no: la mañana de su partida, el Principito deshollina cuidadosamente sus dos volcanes en actividad. También, por si acaso, el que está apagado. «Si están bien limpios, los volcanes arden suave y regularmente, sin interrupciones. Las erupciones volcánicas son como fuegos de chimenea. Evidentemente en nuestra Tierra somos demasiado pequeños para deshollinar nuestros volcanes. Es por eso que nos causan cantidad de problemas». Del tiempo de Antoine de Saint-Exupéry y de su obra más famosa, El Principito, a la actualidad: al fin y al cabo, es lo que deben de pensar en Islandia. Que los volcanes causan problemas. Por fortuna para la integridad colectiva, no los que es capaz de causar uno desenfrenado: de momento, solo los que deparan los curiosos que se acercan a ver el espectáculo.
El volcán islandés de nombre impronunciable lleva semanas expulsando lava y no hay que descartar que produzca un colateral resurgimiento del interés por la literatura volcánica. Hay que aprovechar estas erupciones amistosas. Una desmesurada y colosal no daría margen para la lectura. Por ejemplo, la de Toba, que ocurrió hace unos 75.000 años en Indonesia y al parecer fue un punto y aparte en la evolución humana: se dice que después de eso solo quedaron mil parejas reproductoras vivas. Lo cuentan de forma amena Marie Jones y John Savino en Supervolcano. The catastrophic event that changed the course of the human history. Libro sobre las causas y efectos de un brutal escupitajo desde las entrañas del planeta, amén de la pregunta: ¿una erupción así podría ocurrir hoy?
El viaje de Lidenbrock
Quien no quiera ponerse tremendo sino solo ensoñador no tiene más que regresar o descubrir por primera vez el clásico de Jules Verne, Viaje al centro de la Tierra, que no deja de ser una aventura en las profundidades de un volcán. Por la boca del Snefells, un gigante islandés dormido, el profesor Lidenbrock, su sobrino y un guía local emprenden la búsqueda del centro del planeta según las instrucciones contenidas en un manuscrito antiguo. Una de las mejores obras del autor francés y, volcánicamente hablando, llena de rigor científico (para la época). Verne volvió a tocar el tema en La isla misteriosa, su obra maestra, donde la actividad volcánica es recurso narrativo y simbólico a la vez.
Por supuesto, si hay una obra donde el volcán tiene estatus de omnipresente símbolo es esa cima de la literatura que lo lleva en el título: Bajo el volcán, de Malcolm Lowry. Allí está, visible desde Cuernavaca, el Popocatépetl, mirando en la distancia el proceso de destrucción alcohólica de Geoffrey Firmin; su propio y último escupitajo destructor. Si hay un volcán famoso en la literatura universal fue el que pergeñó el autor inglés.
Volcanes del espacio
Más allá de la literatura, el volcán ha sido objeto de una profusa actividad divulgativa. El profesor de Investigación del CSIC y director de Geociencias Barcelona, Joan Martí, un experto en el tema, firma Los volcanes, una aproximación a algunos de los aspectos fundamentales sobre su origen, su dinámica eruptiva y el riesgo que representan. Martí recomienda varios libros de referencia, uno de
ellos Eruptions that shook the World, de Clive Oppenheimer, sobre las historias que esconden algunas de las grandes erupciones de la historia. También, el sideral Volcanic Worlds. Exploring the Solar System’s
Volcanoes, de Rosaly Lopes y Tracy Gregg, del que dice que es el «primer libro de texto de carácter general que describe la actividad volcánica a través del sistema solar, y donde se explican detalles de la existencia de volcanismo en otros planetas y satélites». Una obra que recuerda que hay volcanes y erupciones más allá de nuestro pequeño y pandémico planeta.
Circula una novedad editorial de contenido volcánico que va a llevar esto a su punto final: Desastres, de Lucy Jones, un libro que echa un vistazo a algunas de las grandes catástrofes naturales de la historia, incluidas, naturalmente, las volcánicas, como la del Vesubio antes de Cristo y la del islandés Laki en 1783. «La mañana de Pentecostés, el 8 de junio de 1783», escribe la autora, «el pastor Jón se dirigía a caballo a su iglesia dispuesto a hablar de la venida del Espíritu Santo cuando advirtió una gran nuve negra que se elevaba en dirección al norte». La erupción del Laki duró varios meses y, cuenta Jones, causó la muerte de millones de personas en todo el mundo.