Segundo ramadán en pandemia
El mes sagrado del islam empieza con restricciones y con desigual avance de vacunación en los diferentes países musulmanes. Los más perjudicados son los que han sufrido o siguen sufriendo guerras, como Yemen y Siria.
Eran ya pasadas la una de la madrugada cuando el señor con su tambor empezó. Pasó en la mayoría del mundo musulmán este lunes: cada noche, unas horas antes de que salga el sol, el batería del ramadán –así se les llama– va calle por calle, barrio por barrio, levantando a la gente para que se despierte, ya, que a partir de que salga el sol ya no podrán comer más, y tienen que aprovechar las pocas horas de luna que todavía quedan.
La de ayer fue la primera noche de ramadán de este año, al menos en Turquía y otros países. En otras latitudes se inicia hoy. El mes sagrado del islam de 2021 se vive en el país euroasiático con mayor preocupación si cabe que el anterior: desde hace una semana, las infecciones por el covid-19 diarias baten récords. Ayer mismo se notificaron 54.000 positivos de coronavirus.
El golfo Pérsico
Será un mes largo de ayuno y restricciones en Turquía. No lo será, sin embargo, en otros países musulmanes, sobre todo en los pequeños estados del golfo Pérsico, donde la vacunación, como en Israel, está siendo de las más rápidas del mundo. En Emiratos Árabes Unidos (EAU), más del 80% de la población ha recibido ya una dosis de la inyección, mientras que el total de personas con dos es del 22%. Entre las dosis administradas en EAU están, también, las inyectadas al rey Juan Carlos I y sus hijas, Elena y Cristina.
Qatar, Kuwait y Baréin tienen datos parecidos, y Arabia Saudí, con mucha más población, va algo por detrás. Además, los saudís anunciaron hace pocos días que solamente las personas que estén completamente vacunadas podrán realizar este año la umrah, la peregrinación a la Meca que todo musulmán con suficientes recursos económicos debe de hacer al menos una vez en la vida. En Yemen, donde no llegan vacunas porque el país vive en un estado de sitio y embargo impuesto por los saudís y los emiratís, la población deberá pasar el ramadán, como el año pasado, a merced completa del coronavirus y de las armas de los saudís, que constituye su preocupación real. Y algo parecido pasa en Siria, donde se desconoce exactamente el alcance de la pandemia y el número real de casos de covid. No hay suficientes tests, ni tampoco suficiente comida ni gasolina. Por supuesto, tampoco vacunas.
La parte más importante de cada día del ramadán es, sin duda, cuando cae el sol. En ese momento, vecinos, familiares y amigos se reúnen todos juntos en el iftar, cuando se rompe el ayuno. Tras la cena, las calles se llenan de gente hasta altas horas de la madrugada. En muchos países, como en Turquía, Túnez y Jordania, sin embargo, esta tradición de salir a la calle ha quedado prohibida. En otros se recomienda no hacerlo.
Los saudís han avanzado que solo los vacunados por completo podrán peregrinar a La Meca