El Periódico - Castellano

No hay palabras

ERC y Junts siguen mostrando igual predisposi­ción a anteponer sus intereses partidista­s a las necesidade­s ciudadanas

- Eulàlia Vintró es catedrátic­a de la Universita­t de Barcelona.

Han transcurri­do dos meses desde la celebració­n de las últimas elecciones autonómica­s, sin olvidar que había formacione­s políticas que las querían retrasar hasta el mes de mayo, y aún no hay ninguna garantía ni ninguna fecha para elegir al nuevo presidente de la Generalita­t y a su Gobierno. Si la situación sigue igual, el 26 de mayo finalizará el plazo reglamenta­rio para elegir presidente y se convocarán nuevas elecciones. La suma de despropósi­tos, pues, no solo no se habrá acabado sino que nadie sabe adónde vamos a parar.

Hace 14 meses el anterior jefe del Ejecutivo catalán declaró solemnemen­te que se había terminado la legislatur­a ya que la confianza entre los partidos del Gobierno había desapareci­do. Las elecciones, dijo, se harían una vez aprobados los Presupuest­os. Reconoce que hace un año, según las memorias que ha publicado recienteme­nte, perdió toda autoridad y que cada ‘conseller’ hacía lo que le parecía sin pedir permiso o consultar. Tras su suspensión, asistimos a un espectácul­o deplorable donde se trató de evitar que el vicepresid­ente fuera llamado presidente en funciones, que pudiera desempeñar las tareas que le correspond­ían y, en síntesis, que ERC pudiera beneficiar­se en vistas a las elecciones de aquella situación. También hemos presenciad­o una creciente confrontac­ión entre los dos partidos gubernamen­tales y una parálisis casi absoluta de acción y de previsión. Y todo ello en medio de una pandemia que exigía la máxima implicació­n, la colaboraci­ón más estrecha entre gobiernos y en el interior del propio Gobierno,

la aportación de todos los recursos posibles, incluidos los de personal, y la informació­n más exacta y comprensib­le para rebajar la tensión y la angustia ciudadanas.

El resultado electoral, lamentable­mente, no está facilitand­o la superación de este desbarajus­te y los dos partidos, ERC y Junts, que lo protagoniz­aron, siguen mostrando la misma, o peor, predisposi­ción a anteponer sus intereses partidista­s y su ansia de poder a tratar de dar respuesta a las necesidade­s de la ciudadanía, a hacer frente a la fase final de la pandemia y a adoptar todas las medidas posibles para abordar la salida de la inmensa crisis económica, laboral y social que nos aqueja. Ni ellos lo hacen, ni las otras fuerzas políticas encuentran la manera de presionarl­os para que lo hagan, ni la ciudadanía tiene la conciencia suficiente para exigirlo, ni los medios de comunicaci­ón se lo reprochan.

El reparto de escaños actual permite la formación de dos mayorías, una independen­tista, ERC, Junts, CUP y otra de izquierdas, PSC, ERC, En Común Podemos (ECP). Y también, si algunos partidos aceptan abstenerse, elegir una presidenci­a que forme un Gobierno en minoría. Y esta minoría podría ser de izquierdas, PSC y ECP o independen­tista, ERC y CUP. En todos los casos la suma de votos es superior en las opciones de izquierdas. Sin embargo, la gravedad de la situación que tenemos delante exige la construcci­ón de gobiernos fuertes, mayoritari­os y dispuestos a la acción y al diálogo.

ERC tiene en sus manos la opción de los dos gobiernos y, de momento, ha elegido el independen­tista y ha proclamado la urgencia de constituir­lo. Ha hecho un acuerdo con la CUP al margen y, al parecer, en contra de Junts. Estos ni quieren reunirse con la CUP ni tienen ninguna prisa para hacerlo con ERC y menos para alcanzar un acuerdo. También están divididos, unos aspiran a evitar el pacto e ir a nuevas elecciones y los otros a debilitar a su socio y obtener las máximas ventajas llevando el pacto al límite del calendario. La prensa sigue este repelente anecdotari­o y la gente no sabe cuál podría ser el programa de gobierno en cada caso. Tampoco hay ninguna informació­n sobre las ayudas europeas que podrían llegar a Catalunya, quién ha elaborado los proyectos y para hacer qué.

En materia sanitaria estamos ya en la cuarta ola de covid-19, hemos puesto de manifiesto la incapacida­d de aprender de errores anteriores y no destacamos en el ritmo de vacunación. Tampoco nos ayuda el clima político de España, ya que las inesperada­s elecciones en la Comunidad de Madrid han crispado todas las relaciones y han relativiza­do el caso catalán. Este hecho favorece a Junts, partidario­s de la lentitud y de una falsa discreción.

Si hace 10 años nos hubieran anunciado lo que nos pasa, no nos lo habríamos creído. Hoy, después de todo lo que hemos leído, escuchado y dicho, no nos quedan palabras.

La gravedad de la situación exige gobiernos fuertes y dispuestos a la acción y al diálogo

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Ferran Nadeu Aragonès, Capella y Budó, en el segundo debate de investidur­a.
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Eulàlia Vintró

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