Un fallo en la UB impide examinarse de MIR a una veintena de jóvenes
La Facultad de Economía abrió las puertas tarde, lo que impidió que los opositores llegaran a tiempo a las aulas correctas. El Col·legi de Metges reclama a Sanidad «una solución inmediata».
En una media hora, al menos 22 de estudiantes de MIR y de otros exámenes de sanidad especializada como farmacia, psicología y enfermería vieron cómo el esfuerzo de decenas de meses se esfumaba debido, según su relato, a un clamoroso fallo de organización. Y es que no pudieron realizar las pruebas porque, en uno de los aularios de la Facultad de Economía y Empresa, de la Universitat de Barcelona (UB), el examen comenzó más tarde y no pudieron comprobar a tiempo que la sala donde ellos debían examinarse estaba en un edificio anexo. A su juicio, esta circunstancia incumple la norma de que la oposición comience al mismo tiempo en toda España, para evitar filtraciones.
El Col·legi de Metges de Barcelona da credibilidad a su relato, que quedó por escrito en un acta notarial, y ha dirigido una carta al director general de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, el doctor Vicenç Martínez, en la que solicita que se ofrezca una «solución inmediata» a estos jóvenes, de forma que «puedan acogerse a la convocatoria actual» y no queden perjudicados por no haber podido realizar el examen.
Los graduados afectados sienten que les han «robado la oportunidad» de ejercer de médicos en España, pues el MIR es necesario para trabajar tanto en la sanidad pública como en la privada. «Estoy destrozada por la cantidad de esfuerzo que no ha servido para nada», explica Carla Iturralde, que vive en Bolivia y se desplazó exclusivamente para el examen.
En su caso, el día anterior visitó la facultad para saber dónde tenía que examinarse y le indicaron un acceso que la fecha señalada, el 27 de marzo, «estaba cerrado». Pero en la entrada principal había multitud de gente y se quedó «tranquila», esperando allí que le permitieran entrar, pues «una persona comunicó que los exámenes aún no habían llegado y que la facultad seguía cerrada». Cuando finalmente pudo acceder, más allá de las cuatro de la tarde, le indicaron que tenía que realizarlo en un edificio anexo, donde la prueba comenzó puntual y ya no le permitieron entrar.
Acta notarial
Y como a ella, a una cincuentena de licenciados, pero solo 22 esperaron durante horas una solución. Y levantaron el acta notarial, donde consta, según una de las estudiantes que sí pudo examinarse, que en el edificio principal la prueba comenzó a las 17.01.
Se da la circunstancia, según explica otra de las afectadas, Ángela Ribes, que el repartidor de los exámenes también confundió los dos aularios, por eso «llegó tarde y comenzó el llamamiento para entrar a las 16.00 horas, en lugar de a 15.00 horas». El fallo se habría subsanado si hubieran permitido entrar a los opositores a la hora, aunque no estuviera allí físicamente el examen, para que comprobaran dónde estaban sus aulas, lo que hubiera permitido a los convocados en el edificio anexo llegar a tiempo. También se podrían haber paralizado las pruebas en toda España, como según los estudiantes sucedió en 2017 por un retraso en las de Canarias. «Pero no buscaron soluciones ni nos permitieron hacer el examen todos al mismo tiempo en otra aula», lamenta Ribes,
quien explica que han contratado un abogado para reclamar a Sanidad o en los tribunales que le devuelvan la oportunidad perdida.
Pero no lo tienen fácil. En respuesta a EL PERIÓDICO, el ministerio admite que en la Facultad de Economía «se realizó el llamamiento más tarde de lo habitual», pero asegura que «los exámenes se desarrollaron con absoluta normalidad». Y culpa a los afectados de «no haberse presentado en el centro asignado» y señala que no es posible convocar un examen extraordinario porque «la elaboración de las pruebas conlleva más de seis meses de trabajo» y «un retraso en la adjudicación de plazas y, por tanto, en la incorporación de los nuevos especialistas».
El ministerio niega el error y rechaza convocar una prueba extraordinaria