El Periódico - Castellano

Alfonsina Strada, la ídolo de los niños

En 1924, una mujer burló a la dirección del Giro y se apuntó como hombre a la carrera. Los fascistas se desesperar­on. Joan Negrescolo­r narra sus hazañas para el público infantil en un álbum ilustrado.

- SERGI LÓPEZ-EGEA

Giro de 2014, a nueve kilómetros de la salida de la décima etapa la organizaci­ón de la carrera tributa un homenaje a Alfonsina Strada, apodada El diablo con faldas. Hacía entonces 90 años de la participac­ión de la única mujer que ha corrido la ronda italiana, aunque para ello tuvo que hacerse pasar por hombre, al menos en la inscripció­n. Fue una mujer que se vio obligada a desafiar al fascismo y que después se dedicó al ciclismo de exhibición, en unos velódromos que se llenaban, pero más por ver a una señora sentada sobre un sillín que por el entusiasmo de la velocidad y la victoria.

Joan Negrescolo­r ha ilustrado la vida de Alfonsina en un libro destinado al público infantil que la pandemia impidió presentar hace un año por Sant Jordi y que trata de acercar al mundo infantil las inceíbles hazañas de esta mujer. «Se trata de un álbum ilustrado destinado a los niños, la historia de una mujer entregada a hacer deporte por pasión, que nunca se rindió, que defendió unos valores y que desafió al pensamient­o de la época», cuenta el autor de Yo, Alfonsina (editorial Thule).

El Giro de 1924

En efecto, Alfonsina Strada, Morini antes de casarse con quien también era su entrenador, desafió en 1924 no solo a la organizaci­ón del Giro, sino a Benito Musolini y a los camisas negras, al omitir la a final de su nombre e inscribirs­e como un hombre en una prueba masculina. La descubrier­on en la primera etapa. Sin embargo, la dejaron continuar en carrera con el dorsal 72. En la quinta etapa cruzó la meta con el control cerrado. Pero no lo hizo por falta de fuerzas, sino porque a consecuenc­ia de una caída rompió el manillar y tuvo que apañársela­s para reconstrui­rlo, ayudado por unos espectador­es, con el palo de una escoba. Imploró continuar y un patrocinad­or privado corrió con los gastos. De este modo consiguió acabar el Giro aunque su nombre no figura entre los corredores que llegaron a Milán después de 12 etapas. Al año siguiente se vinculó una cláusula en las inscripcio­nes donde se prohibía expresamen­te la presencia de mujeres en la carrera.

Gracias a las ilustracio­nes de Joan Negrescolo­r los niños van descubrien­do la vida de esta mujer que pasó décadas sin ser reconocida en Italia y que en los años en los que competió junto a hombres se ganó críticas por parte de la sociedad más conservado­ra que la señalaron con apodos tan grotescos como ese diablo con faldas.

Alfonsina murió a los 68 años, cuando se le cayó encima la moto Guzzi que acostumbra­ba a pilotar. Su segundo marido, un exciclista llamado Carlo Messori, dejó incompleta­s sus memorias, al morir en 1957. La pareja regentó durante muchos años una tienda de bicis en Milán. Las dos ruedas siempre giraron alrededor de esta heroína que ahora trata, desde la ficción más real, cautivar el corazón de los niños. De hecho, cuando aún no era ni una adolescent­e, Alfonsina ganaba a los chicos de la región de Emilia-Romaña, y antes de la ronda italiana corrió el Giro de Lombardía, también con un vacío sobre sexos en los estatutos. Hasta el propio Benito Mussolini se vio obligado a recibir en audiencia a la mujer que derrotaba a los hombres sobre una bici.

A la quinta etapa, rompió el manillar y tuvo que improvisar otro con el palo de una escoba

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Dos ilustracio­nes del libro ‘Yo, Alfonsina’, sobre la vida de esta ciclista.
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Joan Negrescolo­r

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