Biden propone la mayor expansión del Estado del bienestar en décadas
El presidente de EEUU desglosa sus planes para transformar la economía del país con masivas inversiones públicas «El neoliberalismo nunca funcionó», dice ante las dos cámaras del Congreso
«El neoliberalismo nunca funcionó». No es habitual escuchar semejante frase de un presidente de EEUU y, menos ante las dos cámaras del Congreso, pero eso es lo que dijo la pasada noche Joe Biden al proponer un nuevo contrato social para los estadounidenses. A punto de cumplir sus primeros 100 días en la Casa Blanca, el demócrata propuso la mayor expansión del Estado de bienestar del último medio siglo, una batería de propuestas que reservan al Gobierno la responsabilidad de ejercer como catalizador de la economía y aspiran a relanzar a la depauperada clase media. Biden puso sobre la mesa inversiones públicas por valor de seis billones de dólares, cuatro veces el producto interior bruto de España, con los que pretende aprovechar la crisis para remodelar el país.
Biden volvía al Congreso 48 años después de haber jurado por primera vez el cargo de senador y más de tres décadas después de su primer intento de conquistar presidencia, toda una muestra de la tenacidad de un político que ha sorprendido a propios y extraños con su ambición y el sesgo socialdemócrata del arranque de su arranque de su mandato.
«Me alegro de estar de vuelta, es casi como volver a casa», dijo. La pandemia obligó a reducir el aforo, apenas 200 invitados, muy lejos del millar habitual. Otra de las novedades fue que dos mujeres presidieran la sesión conjunta: la vicepresidenta, Kamala Harris, y la Speaker de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, un hito insólito en la historia del país.
«Lista para despegar»
Biden aprovechó el momento para proclamar que «EEUU está de vuelta» tras haber superado los peores estragos del coronavirus. «América está lista para despegar. Volvemos a trabajar, volvemos a soñar, volvemos a descubrir y a liderar el mundo», dijo el demócrata en el discurso quizás más optimista de su mandato, salpicado de patriotismo y mano tendida hacia los republicanos, por más que no le esté temblando el pulso para legislar sin su apoyo. Sacó pecho de los 220 millones de vacunas administradas durante sus primeros tres meses en el poder, del desplome de la mortalidad entre los mayores de 65 años o de esas previsiones económicas que aseguran que su país crecerá este año al ritmo más rápido desde 1983.
«Nos asomamos al abismo de la insurrección y la autocracia, de la pandemia y el dolor, pero Nosotros, el pueblo no retrocedimos», afirmó refiriéndose al asalto contra el Capitolio
de los seguidores de Donald Trump el pasado 6 de enero. «Nunca he tenido tanta confianza en EEUU». En la visión del mundo de Biden, que volvió a exponer anoche, su país está inmerso en una competencia a cara de perro con China y otros regímenes autoritarios para liderar el nuevo siglo.
«Tenemos que demostrar que la democracia funciona, que nuestro Gobierno todavía funciona y puede aportar resultados a la gente». Para conseguirlo, Biden aspira a invertir masivamente en infraestructuras, educación y lucha contra el cambio climático, planes con los que aspira a crear millones de empleos y poner en marcha una nueva época de innovación. Quiere pagarlo con una de las mayores subidas de impuestos a las grandes empresas y los más ricos en mucho tiempo, un cambio de paradigma. «El neoliberalismo económico nunca funcionó. Ha llegado el momento de levantar la economía desde abajo y desde el centro», aseguró el presidente.
Más allá de insistir en sus planes para reconstruir los puentes y las carreteras, extender la banda ancha a todo el país o llenar de estaciones de recarga eléctrica las gasolineras, Biden desglosó su última propuesta centrada en las familias. Entre otras cosas, aspira a acabar con esa anomalía que convierte a los trabajadores estadounidenses en los únicos del mundo industrializado que no tienen garantizada las bajas pagada por enfermedad y asuntos propios. .
Biden pidió cooperación a los conservadores para lidiar con los abusos policiales, reformar el sistema inmigratorio o endurecer las leyes contra las armas, asignaturas siempre pendientes y con un camino casi imposible en el Capitolio.
En política exterior, relanzó el compromiso de su país con los derechos humanos y, con diversas alusiones a China y Rusia, subrayó que, si bien no busca la confrontación con sus rivales geopolíticos, defenderá con firmeza los intereses de EEUU.
El dirigente pidió apoyo republicano para frenar los abusos policiales y reformar el sistema migratorio
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«Me alegro de estar de vuelta, es casi como volver a casa. Siento mucha confianza en EEUU» «América está lista para despegar. Volvemos a trabajar, soñar y a liderar el mundo» «Nos asomamos al abismo de la insurrección, pero ‘Nosotros, el pueblo’ no retrocedimos» «Wall Street no va a construir este país, sino la clase media, que crearon los sindicatos» «Tenemos que demostrar que la democracia y que nuestro Gobierno todavía funcionan» «Estados Unidos ha convertido el peligro en posibilidad y la crisis en oportunidad»