La organización de Navalni se disuelve ante el acoso judicial
El activista aparece en un tribunal visiblemente más delgado tras la huelga de hambre, aunque mantiene el desafío al Kremlin
Puertas y ventanas cerradas a cal y canto. Algún que otro panfleto con el nombre de Alekséi Navalni desperdigado por el suelo, junto a la entrada. A través de los resquicios de las contraventanas, eso sí, se vislumbra, colgado en una pared, un pasquín con consignas de voto.
Esto es lo que queda de la que un día fue la pujante oficina del movimiento del opositor ruso en Moscú, en un sótano del Anillo de los Bulevares. Leónid Volkov, el número dos de la organización, decretó desde Lituania el cierre de las oficinas de representación del Fondo Contra la Corrupción (FBK, por sus siglas en ruso), la oenegé fundada por el bloguero, en previsión de ser declarada extremista por la justicia rusa, decisión que de confirmarse, la equiparará, a efectos legales, con el Estado Islámico.
«Hace un mes que retiraron el cartel», explica una vecina que pide conservar el anonimato. El movimiento ha informado en Telegram de que en ciudades como Sarátov, la sede local ha sido tiroteada, aunque sin víctimas. El juicio que dirimirá la ilegalización de FBK fue aplazado ayer para dar tiempo a la defensa a estudiar los materiales de la fiscalía, aunque nadie duda de que el veredicto no favorecerá al activista.
Ello supondrá un golpe durísimo para la capacidad de la organización de difundir su mensaje. «El FBK, aunque no se le permitía participar en elecciones, operaba en un pequeño nicho que dejará de existir», adelanta, a través del teléfono, Aleksánder Títov, profesor de Historia Moderna Europea y experto en Rusia en la Queen’s University de Belfast. «Gracias a este margen de libertad, se publicaban investigaciones sobre corrupción, se daban consignas para el denominado voto inteligente y se convocaban manifestaciones no autorizadas», continúa.
Sigue el desafío
Navalni, sin embargo, mantiene el desafío. Ayer apareció por videoconferencia ante un tribunal en la apelación de un caso por difamación a un veterano de la Segunda Guerra Mundial. Y siguió arremetiendo contra el Kremlin: «Quiero decir al querido tribunal que vuestro rey está desnudo; millones de personas ya lo gritan».