Dos ex y una pareja en crisis
ERC y JxCat exponen sus estrategias mientras los republicanos apremian a investir a Aragonès en el primer pleno del Parlament de la legislatura. Madaula releva a Cuevillas en la Mesa de la Cámara catalana y Ribó interviene como Síndic de Greuges tras 17 a
En Madrid no te encuentras a tus ex por la calle, según Isabel Díaz Ayuso. En Barcelona, te los cruzas hasta en el trabajo, si eres diputado en el Parlament. Les pasó ayer a los miembros de la Mesa, que vieron cómo el defenestrado –por díscolo con Waterloo– Jaume Alonso-Cuevillas no se sentaba a su lado, sino en su escaño. Y al menguado grupo de Cs, cuya líder hace unos meses, Lorena Roldán, intervenía en el pleno en nombre del también menguado PPC.
En realidad, la sesión del Parlament se convirtió en un muestrario bastante completo de cómo pueden evolucionar las relaciones de pareja. Además de las que se rompieron, estuvieron representadas las que tienen problemas pero sobreviven por el interés mutuo –ahí están ERC y JxCat intentando pactar un Govern– y los idilios más sólidos, como el que mantiene Rafael Ribó con el cargo de Síndic de Greuges: ya son casi 17 años de vínculo.
Como la legislatura no acaba de nacer, las cuestiones que se abordan en el Parlament mientras Pere Aragonès no termina de convertirse en ‘president’ tienen un aire de irrealidad que invita a fijarse en asuntos accesorios.
Como la despedida de Laura Borràs a Cuevillas. «Le agradecemos enormemente su trabajo», le dijo después de que el exmiembro de la Mesa solo ejerciera esa función en los plenos de investidura fallidos hasta que fue fulminado. Sonó a las explicaciones de trámite que dan las personas a las parejas con las que han intentado tener algo, pero enseguida se han dado cuenta de que no funcionaba. Aurora Madula fue elegida ayer nueva secretaria segunda con los votos de JxCat, ERC y CUP.
Canadell se estrena
Mucha más enjundia tiene la tortuosa relación entre JxCat y Esquerra. Los diputados posconvergentes siguieron las consignas de la confrontación gestual con el Estado. En las preguntas dirigidas al Govern –en las que se estrenó el polémico Joan Canadell–, se quejaron del recurso de la fiscalía contra la absolución de la sindicatura del 1-O, aplaudieron cuando se citó al diputado exiliado Lluís Puig y lamentaron la situación general de «represión».
Los de ERC, sin olvidar ese flanco, se preocuparon también por cuestiones sociales. Pero sobre todo, más que intentar seducirlos, apremiaron a sus socios a terminar de confirmar que su enlace sigue vigente. Josep Maria Jové fue muy claro: «Querríamos que esta fuera la sesión de investidura. No se entiende que no tengamos un Govern ya. No valen excusas, no podemos perder más el tiempo. Tenemos prisa, como la gente. No queremos agotar los plazos, necesitamos ahora un acuerdo. Esta semana mejor que la que viene». Ahí no hubo aplausos de Junts.
El vínculo entre JxCat y ERC en el Govern se alarga ya más de un lustro, pero las innegables emociones fuertes que depara evitan que caiga en la rutina. El peligro de las relaciones tan largas es que se vuelvan monótonas y aburridas. Es seguramente lo que le pasa a Ribó. Quién sabe si sueña con alcanzar los 25 años –unas bodas de plata– como Síndic. Su entrada en el hemiciclo propició una estampida de la gran mayoría de diputados, que lo tienen muy visto.
Illa y Vergés salen juntos
Salvador Illa y Alba Vergés salieron juntos y conversando, pero todo apunta a que fue más una reminiscencia de su relación pasada como ministro y ‘consellera’ que el preludio de un entendimiento entre el PSC y Esquerra.
Tampoco parecen muy dispuestos los socialistas a felicitar al Síndic. «En 2004, cuando usted accedió al cargo, sucedía en Madrid el 11-M, moría Joan Reventós, hubo un tsunami en el océano Índico. Ha actuado como defensor del Govern, no del ciudadano», le dijo la diputada del PSC Marta Moreta. Se le olvidó recordar que en 2004 también se casaron Felipe y Letizia. Cuánto ha llovido.
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