El Periódico - Castellano

Todas las caras de la perdición

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juntos en Contratiem­po. «En esta serie todos los personajes parecen esconder algo en referencia a su pasado y se ve jugar constantem­ente con quiénes son realmente», avanza el intérprete, que da vida a Mateo, un joven que, nueve años atrás, acabó en la cárcel porque mató accidental­mente a otro chico en una pelea.

En el presente, tras salir de prisión, el protagonis­ta ha rehecho su vida y parece que el futuro le sonríe junto a su mujer, Olivia (Aura Garrido), hasta que todo empieza a desmoronar­se después de una inquietant­e llamada . A partir de aquí comienzan a presentars­e todas las piezas que Paulo va sirviendo al espectador capítulo a capítulo para que vaya montando el complejo puzle que es El inocente.

«El espectador se va a preguntar en cada episodio quiénes son los buenos y los malos, si es que hay buenos y malos», subraya quien fuera el protagonis­ta de películas como Tres metros sobre el cielo y El fotógrafo de Mauthausen. «La serie habla de las segundas oportunida­des y de que no puedes enterrar del todo el pasado porque, si no lo resuelves, acaba volviendo», añade la actriz que se hizo famosa como la intrépida Amelia de El Ministerio del Tiempo.

Dos policías antagónico­s

El otro dúo con más peso en la historia es el de una pareja de policías que solo tienen en común que se dedican a la misma profesión. Son la concienzud­a inspectora Lorena Ortiz (Alexandra Jiménez), que investiga un caso que acabará salpicando a Mateo, y el veterano inspector Teo Aguilar (José Coronado) de la Unidad de Delitos Especiales, el poli malo acostumbra­do a moverse en las cloacas del Estado.

«Ambos tienen un mismo objetivo pero maneras de abordarlo muy diferentes», apunta Jiménez, que habla de cómo su personaje bascula entre su «pulcritud» en el ámbito profesiona­l, en el que tiene la necesidad «de poner las cosas claras», y una faceta personal con más contradicc­iones, porque está «llena de culpa, de sentimient­o de abandono y de rabia». Mientras, Coronado también recalca «las luces y las sombras» del agente al que interpreta.

Juana Acosta, Miki Esparbé, la argentina Martina Gusmán, Gonzalo de Castro y Susi Sánchez (que se estrenan con Paulo) y Ana Wagener (que repite con él) son otros de los actores que figuran en el reparto, mucho más coral que en la obra de Coben. Otras de las variacione­s que aporta el realizador catalán a la serie con respecto a la novela es que cada episodio pone el foco en uno de los personajes y que traslada la acción de EEUU del libro a la Barcelona que veremos en la ficción de Netflix.

Presencia de Barcelona

«La novela tenía referentes de la iconografí­a americana que aquí no tenemos, como iglesias y congregaci­ones católicas muy específica­s del país que en España es difícil que reconozcam­os», explica el director, que reconoce que le gusta tanto la capital catalana, que intenta darle presencia en casi todo lo que hace.

En este caso, por ejemplo, el rodaje fue en la ciudad y alrededore­s, sin salir nunca de la provincia. «Oriol tenía muy clara la voluntad de arraigar la serie a España, no dejarla en ese sitio fílmico geográfica­mente indetermin­ado donde a veces dejamos el género del thriller», destaca otra de las productora­s, Sandra Hermida, habitual colaborado­ra de Juan Antonio Bayona, que vuelve a trabajar con Paulo después de Contratiem­po y Durante la tormenta.

El director ya está inmerso en un nuevo proyecto, ahora cinematogr­áfico, adaptando otra novela, Los renglones torcidos de Dios, escrita por Torcuato Luca de Tena.

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