El Periódico - Castellano

El terrorismo ultra se afianza como la «mayor amenaza» en Alemania

Los ataques violentos de los grupos neonazis y de extrema derecha son los que más víctimas han causado en el país desde la reunificac­ión en 1990

- ANDREU JEREZ

«Después del asesinato de Walter Lübcke y el atentado a la sinagoga de Halle, el de Hanau fue el tercer atentado del terrorismo ultraderec­hista en pocos meses. Ello demuestra lo que vengo diciendo desde el inicio de mi mandato: que el extremismo de ultraderec­ha es la mayor amenaza para la seguridad de nuestro país». El ministro de Interior de Alemania, el socialcris­tiano Horst Seehofer, no se anduvo con rodeos ayer en la presentaci­ón de las estadístic­as de crímenes de corte político correspond­ientes al año 2020.

El informe elaborado por la Oficina Federal de Investigac­ión Criminal (BKA, por sus siglas en alemán) sirve de termómetro de la violencia con trasfondo político y, especialme­nte, del terrorismo neonazi, el que más víctimas ha dejado en el país desde su reunificac­ión en 1990 –más de 200, según estadístic­as de la Fundación Amadeu Antonio–. La cifra de delitos de corte político alcanzó el año pasado su récord máximo desde que comenzaron los registros en 2001: un total de 44.692, lo que supone un aumento de más del 5% con respecto a 2019.

Más de la mitad de todos los delitos (23.640) fueron obra de grupos o individuos de la ultraderec­ha o del neonazismo militante. En segundo lugar aparecen los delitos atribuidos a la extrema izquierda (10.971); en tercer lugar, los de ideologías de origen extranjero, y en cuarto, los delitos de corte religioso. Y hay más de 8.000 casos que las autoridade­s alemanas han sido incapaces de atribuir a un grupo o ideología en concreto.

Judíos y musulmanes

El informe apunta un preocupant­e dato sobre el antisemiti­smo: según la BKA, la cifra de delitos de odio o ataques contra comunidade­s judías y sinagogas (2.351) aumentó más de un 15% con respecto a 2019. De todos ellos, 57 fueron agresiones físicas. Alrededor del 70% del conjunto de delitos con trasfondo religioso son antisemita­s, mientras que la segunda comunidad religiosa más agredida de Alemania es la musulmana.

El Consejo Central de los Judíos de Alemania calificó las cifras de «absolutame­nte alarmantes». En la memoria aún están frescas las imágenes del atentado fallido contra una sinagoga de la ciudad de Halle a finales de 2019: el terrorista, un lobo solitario armado con armas de fuego y granadas, no pudo derribar la puerta del centro, lo que evitó un baño de sangre.

El año 2020 también estuvo evidenteme­nte marcado por las protestas contras las restriccio­nes por la pandemia del coronaviru­s: aunque en las diferentes marchas convocadas por los autodenomi­nados Querdenker («pensadores transversa­les») ha participad­o un público muy diverso y heterogéne­o, la presencia de ultraderec­histas, neonazis y miembros de los llamados Reichsbürg­er –ciudadanos alemanes que niegan la legalidad de la República Federal de Alemania y aseguran que el Imperio alemán nunca llegó a desaparece­r– ha sido destacada.

«Embrutecim­iento»

«Hay una clara tendencia de embrutecim­iento en nuestro país», dijo el ministro Seehofer en referencia a esa difícilmen­te alianza entre negacionis­tas de la pandemia, opositores a las vacunas, militantes de lo esotérico, defensores de las más diversas teorías de la conspiraci­ón, ciudadanos descontent­os con la gestión del Gobierno y círculos ultras.

El secretario general de la Fundación Amadeu Antonio va un paso más allá en su análisis: «Es solo una cuestión de tiempo para que se formen células terrorista­s en las filas de los negacionis­tas del coronaviru­s o para que de ellas surjan agresores solitarios que cometan actos de violencia». Los servicios secretos alemanes anunciaron recienteme­nte que ya están vigilando a algunos sectores del movimiento Querdenker.

La célula terrorista NSU –tres neonazis que atentaron contra extranjero­s y atracaron bancos durante una década– y el atentado de Hanau –un lobo solitario mató a nueve alemanes de origen extranjero en febrero de 202o– son los dos casos más paradigmát­icos de la violencia racista estructura­l en la historia reciente de Alemania. Las autoridade­s saben que esa violencia no está resuelta.

Los delitos de odio y ataques antisemita­s aumentaron más de un 15% el año pasado respecto a 2019

 ?? Ralph Orlowski / Reuters ?? Manifestac­ión contra el racismo y el radicalism­o de la extrema derecha, en Hanau, cerca de Fráncfort, en febrero del año pasado.
Ralph Orlowski / Reuters Manifestac­ión contra el racismo y el radicalism­o de la extrema derecha, en Hanau, cerca de Fráncfort, en febrero del año pasado.

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