El Periódico - Castellano

Sánchez planea cambios en el Gobierno y en el PSOE tras los indultos

El presidente baraja una remodelaci­ón de su Ejecutivo que efectuaría antes de agosto o hacia el otoño, más cerca del congreso del partido

- JUANMA ROMERO

Esta vez, no se trata de meras elucubraci­ones. Todas las señales apuntan en la misma dirección. Que ahora sí toca y que Pedro Sánchez sí hará uso de su cuaderno azul. Que el presidente acometerá, probableme­nte, una profunda remodelaci­ón de su Gobierno y también un claro rediseño de la ejecutiva federal del PSOE. El líder socialista lo está sopesando y de hecho ha abierto consultas con dirigentes del partido y altos cargos en el Ejecutivo. La reestructu­ración del Gabinete se llevaría a cabo, en todo caso, después de que el Consejo de Ministros decida sobre los indultos. Pero no está claro aún si llegaría para antes de las vacaciones o en el otoño, en paralelo al 40º Congreso Federal del PSOE, que se celebrará en València el 15, 16 y 17 de octubre. Se cuenta con que Sánchez conformarí­a un Gobierno más «político» que el actual –y tal vez con menos carteras–, para afrontar con un «nuevo impulso» el segundo tramo de la legislatur­a, haciéndolo coincidir con el final del túnel de la pandemia, la conquista del objetivo del 70% de la población vacunada y el afianzamie­nto de la recuperaci­ón económica.

El pasado martes, el secretario general del PSOE cumplió tres años desde su llegada a la Moncloa tras una fugaz moción de censura, embridada en menos de una semana. Mariano Rajoy abandonó el poder señalado por la sentencia del caso Gürtel y Sánchez pudo sacar a su partido de las catacumbas para conformar un Gobierno que, en sus líneas maestras, le ha acompañado desde entonces. Con el reajuste obligado, claro, por la incorporac­ión de Unidas Podemos en enero de 2020, tras las dos elecciones generales que ganaron los socialista­s.

Sus escuderos

El presidente situó como su mano derecha a Carmen Calvo, ascendió al secretario de Organizaci­ón, José Luis Ábalos, a la poderosa cartera de Fomento (luego Transporte­s) y promocionó desde Andalucía a María Jesús Montero. Concedió las riendas de la economía a una alta funcionari­a de la UE, Nadia Calviño; otorgó a una experta en medio ambiente, Teresa Ribera, el señero departamen­to de Transición Ecológica, y premió con Defensa a uno de sus fichajes estrella en las elecciones de 2016 y siempre leal, Margarita Robles. Y destinó a Interior a Fernando Grande-Marlaska, juez bien visto por la derecha hasta entonces y aupado al Consejo General del Poder Judicial por el PP. En Educación colocó a Isabel Celaá; en Industria, a Reyes Maroto; en Ciencia, al astronauta Pedro Duque, y en Agricultur­a, a Luis Planas.

Solo retoques necesarios

Ese diseño básico no sufrió demasiados cambios con la suma de Unidas Podemos. Hubo ministros que dejaron el Gabinete, pero no ellos. El Ejecutivo se amplió hasta los 22 departamen­tos y, desde entonces, Sánchez solo ha procedido a retoques necesarios por la salida de Salvador Illa como responsabl­e de Sanidad –sustituido por Miquel Iceta– y de Pablo Iglesias –reemplazad­o por Ione Belarra–, movimiento que supuso el ascenso de Yolanda Díaz a la vicepresid­encia tercera.

Pero ahora las condicione­s son otras. Ahora, según confirman a EL PERIÓDICO fuentes gubernamen­tales y de la cúpula socialista, Sánchez sí está dispuesto a una reforma «profunda» de su Gabinete. Lo está «reflexiona­ndo», coinciden, y de hecho sí que ha reclamado su opinión a responsabl­es del partido y a altos cargos del Ejecutivo. De esas conversaci­ones emana la conclusión de que el presidente buscaría «reforzar el peso político» de su equipo. Un cambio de caras que en la dirección del partido y miembros del Gobierno entienden necesario para encarar el segundo tramo de su mandato.

De hecho, un relevo sería congruente con el mensaje que él y los suyos llevan repitiendo semanas, que la legislatur­a «empieza ahora», una vez que la cobertura de vacunación avanza y los fondos europeos –el maná de 140.000 millones de euros en seis años– estarán operativos en los próximos meses. Hay quienes, no obstante, en Ferraz y en el Ejecutivo, desaconsej­an los movimiento­s porque sería «maquillaje».

No obstante, Sánchez no ha dejado ver a sus colaborado­res el alcance real de esa posible remodelaci­ón ministeria­l. Todo está en el aire. Porque además tiene dos barajas con las que jugar: el Gobierno y el partido. El PSOE se acerca a su 40º Congreso, que se celebrará entre el 15 y el 17 de octubre en València. De ahí que algunos cuadros apunten que el jefe del Ejecutivo podría renovar su Consejo de Ministros en julio, después de la delicada decisión de los indultos, o bien planee hacerlo más cerca del congreso federal.

En el cónclave se espera, y así convergen todos los mandos consultado­s, que el secretario general dé vida a un cambio de calado a su dirección. Tiene plenas manos libres para diseñar una ejecutiva de nuevo cuño.

El líder socialista quiere reforzar el peso político de su Gabinete y de su dirección en el PSOE

De momento, no ha dado pistas del alcance real de la reestructu­ración de sus equipos

 ?? Hazem Ahmed / Reuters ?? Pedro Sánchez, junto al primer ministro de Libia, Abdulhamid Dbeibeh, durante la visita que inició ayer al país africano.
Hazem Ahmed / Reuters Pedro Sánchez, junto al primer ministro de Libia, Abdulhamid Dbeibeh, durante la visita que inició ayer al país africano.

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